El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa ha asegurado ante el tribunal que le juzga por las tarjetas black opacas al fisco que no dijo «ni una palabra» sobre los plásticos a su llegada a Caja Madrid en 1996 y que se limitó a «continuar con la práctica» establecida a partir de 1988 por anteriores presidentes.
Sí ha reconocido, en respuesta a preguntas formuladas por el fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón, que la decisión de incrementar el límite de los plásticos la tomó él. «Las actualizaciones sí las decidía yo», ha dicho.
Según ha explicado, subió la cantidad que podían gastar los consejeros y altos cargos seleccionados en función de la evolución de la caja que dobló su balance en tres años desde su llegada. «La responsabilidad de los consejeros, iba creciendo», ha explicado y ha dicho que unos podían gastar más que otros según sus funciones y cargos.
Blesa, que presidió Caja Madrid entre 1996 y 2010 se enfrenta a una petición fiscal de 6 años de prisión y multa de 108.000 euros. Gastó de forma directa 436.688,42 euros con su tarjeta black aunque se le reclama una indemnización que abarca la cantidad completa que gastaron sus consejeros y altos cargos durante su mandato, 9,3 millones.
Destinó el plástico al pago de hoteles de lujo -hasta alcanzar una cantidad de 76.642 euros- joyas por importe de más de 6.000 euros y artículos de Louis Vuitton.