«Tengo un donante». Así anunciaba en su perfil de Facebook, Pablo Ráez, el joven marbellí enfermo de leucemia, que por fin había encontrado un donante de médula ósea tras meses de lucha.
A pesar de lo que conlleva, el joven recibe la noticia con un sabor agridulce, ya que por delante le queda una nueva hospitalización, un sinfín de pruebas y tratamientos. «Es curioso como esta noticia para todo el mundo puede ser tranquilizadora , emotiva o muchos sentimientos de felicidad por mi. Sin embargo pocos pueden pensar en el miedo que puedo sentir yo. Es algo muy duro. Me tengo que volver a enfrentar a más quimios muy fuertes, a más medicamentos , a un aislamiento en las cámaras de trasplante , me vuelvo a enfrentar a la incertidumbre de no saber cuánto tiempo estaré ahí metido o cómo ira el trasplante o incluso si habrá un rechazo. Cuando digo que no temo a la muerte es cierto, pero si le temo al sufrimiento que no depende de mi», explica Pablo.
Pese a ello, señala que «sólo queda luchar, sólo queda estar siempre fuerte, sólo queda sacar la espada y luchar hasta el final, luchar hasta que tu cuerpo no pueda más».
El joven acaba su carta agradeciendo a todas las personas que se han hecho donantes durante estos últimos meses.