Hablar de la historia de Internet nos puede parecer raro porque es algo, relativamente, reciente pero lo cierto es que su evolución ha dado pasos agigantados año tras año. Su origen, de hecho, se sitúa en Estados Unidos y con un objetivo muy distinto del que se piensa ahora: un medio con el que poder conectarse al mundo. A finales de 1960 el precursor de lo que hoy se conoce como Internet se trataba de un experimento llevado a cabo por el Departamento de Defensa de los EE.UU. Lo que se llegó a conocer como ARPANET contaba con una velocidad de 56Kbps y servía para conectar a los diferentes organismos gubernamentales con universidades y empresas privadas. Hoy en día esa velocidad nos parece muy poco gracias a la llegada de la banda ancha y la fibra óptica. Aunque, si de verdad se quiere saber qué tipo de Internet se tiene contratado lo mejor es hacer el test de velocidad de Vodafone. Es la única manera de saber si el servicio que se está pagando es tal y como se describía o no.
En España Internet llegaría de la mano de la investigación y de la ciencia allá por el año 1984, gracias a una iniciativa llamada Faenet de la que formaban parte distintos grupos de científicos que trabajaban con el CERN y un grupo de universidades.
En el año 1993 se puede hablar de un antes y un después para la Red. Fue en ese momento en el que se introdujo el World Wide Web (o lo que todos usamos comúnmente como 'www') Un año más tarde este Internet primario se actualizó llegando a tener una velocidad de hasta 145 Mbps, pero este tipo de conexión estaba muy restringida y, el público general sólo accedía a través de acceso telefónico lo que les limitaba a los 56kbps como velocidad máxima de transferencia.
De la banda ancha a la velocidad de la luz
Para quienes lean esto lo más seguro es que este tipo de conexión le resulte de lo más común, pero como se ha podido leer, no siempre fue así. La primera red de banda ancha de América del Norte llegó de la mano de Canadá en el año 1996. En los años posteriores el número de suscriptores aumentó en un 50% y ese progreso se mantendría en los años siguientes. Cuando se habla de banda ancha se hace referencia a cualquier tipo de conexión que es más rápida que el dial-up, lo que incluye el ADSL que está basado en líneas telefónicas y de cable. La velocidad que se puede conseguir depende mucho del proveedor, del tipo de conexión y de la ubicación pero, por supuesto, se consiguió una notable mejora con respecto a todo lo anterior, llegando a velocidades de hasta 100 Mbps.
Hoy en día en algunos casos se está pasando de la banda ancha a la fibra óptica, sobretodo en grandes ciudades. Este tipo de conexión se basa en transmitir señales mediante impulsos de luz lo que da lugar a que se puedan conseguir velocidades aún mayores, de hasta 500 Mbps.