El juez Pablo Llarena justifica el procesamiento de 25 investigados en la causa que instruye contra el proceso independentista en Catalunya porque el «diseño criminal» de la hoja de ruta que culminó con la declaración unilateral de independencia (DUI) puede no haberse interrumpido con la aplicación del artículo 155 de la Constitución y porque parece estar «latente y pendiente de reanudación una vez que se recupere el pleno control de las competencias autonómicas».
Así lo manifiesta el magistrado en el auto de procesamiento, en el que advierte de que la causa que investiga supone «un ataque al Estado constitucional que, con la voluntad de imponer un cambio en la forma de gobierno para Catalunya y del resto del país, integra una gravedad y persistencia inusitada y sin parangón en ninguna democracia de nuestro entorno, más aún por haberse desplegado aprovechando las facultades políticas y de gobierno que la propia Constitución otorga precisamente para la garantía de los derechos de todos los ciudadanos de esta comunidad autónoma y del país».
Para argumentar el procesamiento por rebelión, Llarena destaca que esta figura delictiva «trata de preservar los principios esenciales de una convivencia democrática, respecto de aquellos ataques que puedan lesionar de modo profundo a los elementos más estructurales de nuestra organización política».
A su juicio, la consumación de este delito no exige alcanzar o declarar de manera efectiva la independencia, sino que agota su contenido material con la mera realización de la conducta consistente en alzarse violenta y públicamente.
Para el juez, los hechos ocurridos el 20 y 21 de septiembre de 2017 «reflejan todas las exigencias que se han identificado para un actuar violento y aún para la violencia».
Y también expone que el delito tiene una configuración plurisubjetiva o de intervención múltiple, que hace de la rebelión una realidad delictiva esencialmente acorde con el reparto de tareas entre sus distintos partícipes.
Así, considera «evidente que la minuciosa ideación de la estrategia con la que pretendía imponerse la independencia en el territorio, permite considerar que los principales responsables de estos hechos siempre hubieron de representarse que el proceso terminaría recurriendo a la utilización instrumental de la fuerza».