El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha afirmado este martes en Nueva York que considera que tiene «un Gobierno más fuerte y con un fuerte apoyo parlamentario» que está llevando a cabo «reformas importantes para reforzar la cohesión social» y ha vuelto a descartar un adelanto electoral.
«Ahora en los periódicos me dicen que tengo que convocar elecciones, que la acción política del Gobierno va a sufrir, y yo digo, quien sufre de verdad es la oposición, no el Gobierno, que tiene la oportunidad de hacer reformas», ha dicho durante un debate en el Council on Foreign Relations, añadiendo: «Creo que sí, que voy a durar hasta 2020».
Ante un auditorio de poco más de un centenar de personas, en su mayoría estadounidenses, Sánchez ha podido esquivar bajar al detalle del enfrentamiento de los últimos días entre el Gobierno y el Congreso, o de la petición de dimisión de la ministra de Justicia por parte de Podemos, y ha asegurado que, después de una etapa, la del Gobierno del PP, en la que el Ejecutivo vetaba las propuestas de los partidos en el Congreso, ahora hay una «especie de corresponsabilidad entre Gobierno y Parlamento».
Así, ha presumido de que muchas de sus propuestas de políticas para el mercado laboral, para recuperar la universalidad del sistema sanitario o para revisar los recortes en educación han encontrado un «apoyo parlamentario transversal», también de partidos nacionalistas.
Sánchez también ha dicho, a preguntas de los interlocutores, que se plantea escribir algún día un libro sobre su experiencia al tener que dejar el liderazgo del PSOE y luego recuperarlo. «Te caes, pero te levantas y continuas», ha dicho.
Visiblemente cómodo pese a que, al ser el debate en inglés, en alguna ocasión le ha costado encontrar las palabras, ha tenido que explicar también su visión de la crisis por el desafío independentista en Cataluña, que ha resumido en «ley y diálogo» cuando al final, una joven con acento español -probablemente catalana-- le ha preguntado cómo es posible ese diálogo con los líderes independentistas en la cárcel.
Sánchez le ha respondido que en el Parlamento español hay políticos que defienden el independentismo, pero políticos que no rompieron la Constitución ni el Estatuto catalán (al que se ha referido como «Constitución regional» ante el auditorio). «Es un asunto complejo, pero tenemos legalidad y el poder judicial es independiente», ha dicho. Además, ha recordado que la ley no es una imposición, sino que la Constitución y el Estatuto fueron respaldados por una mayoría de catalanes.
«IMAGINEN QUE EL GOBERNADOR DE CANADÁ SE VA A QUEBEC»
Cataluña ha sido uno de los asuntos que más ha interesado al auditorio desde el principio de la charla y Sánchez lo ha explicado trasponiendo la situación a Estados Unidos: «Imagínense que el Estado de Nueva York decidiera en su Congreso no cumplir las leyes y las advertencias del Tribunal Constitucional y el Gobierno federal se viera obligado a intervenir, y entonces se encuentran con que el gobernador del Estado se va a Quebec». Su ejemplo ha sido recibido por risas en el público.
Además, ha explicado que los catalanes eligen su futuro en cada proceso electoral y que desde hace años, y probablemente en el futuro, las elecciones arrojan una división entre dos bloques, una «minoría mayoritaria» independentista y una mayoría que no lo es. Por eso, cree que el concepto que puede aunar a todos los catalanes es el del autogobierno, y se ha mostrado dispuesto a reforzarlo, pero con dos condiciones: «reconstruir la lealtad institucional y el gobierno proindependentista tiene que abrir un diálogo con los no nacionalistas». Esa, ha añadido, es la reflexión que espera que estén haciendo los independentistas.
También ha dejado claro que «no se puede comparar Cataluña con Kosovo», incluso ha recordado que él, en su juventud, trabajó en Bosnia -en el gabinete de Carlos Westendorp como Alto Comisionado de la ONU en este país--. En este punto, ha aprovechado para dejar claro su firme apoyo a que los países de los Balcanes occidentales ingresen en la UE, aunque no ha mencionado a Kosovo. Sí a Bosnia, que a su juicio es el país clave y donde, en su opinión, el hecho de que las fracturas étnicas se hayan consolidado es un fallo de la comunidad internacional.
A preguntas de los asistentes, ha citado libremente a Manuel Azaña afirmando que éste dijo que «España no es un país católico» --"ha dejado de ser un país católico», fueron las palabras del entonces ministro de la segunda república--.
VENEZUELA
Por último, ha dejado claro que la posición del Gobierno español sobre Venezuela la fijan él y el ministro de Exteriores, y no los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero ni Felipe González. Según ha dicho, su prioridad ahora es la «crisis de refugiados», para la cual es partidario de una respuesta regional en la que España está dispuesta a ayudar y está trabajando con distintos países.
Sobre la crisis política, está convencido de que la única forma de resolverla es «abrir un diálogo franco» entre ambas partes, y así se lo ha dicho siempre a los opositores. También aquí, ha dicho, que España está dispuesta a ayudar y facilitar esa salida.