Angela Dobrowolsky continúa defendiendo su inocencia. Así lo demostró la expareja de Josep Maria Mainat este miércoles en el programa matinal del 103.5 de la Cadena SER, donde explicó que el productor ha contado información «falsa» sobre su matrimonio y sobre su supuesto intento de asesinato el pasado verano.
La entrevistada aseguró que continúa siendo «a mujer de Mainat»: «Ya no soy una presunta homicida sino una presunta asesina. La investigación ha avanzado. No me identifico con eso ni con el calabozo. Todavía soy la mujer de Mainat. Busco pruebas para contrarrestar la inmensa credibilidad que tiene mi marido que es muy inteligente y es muy bueno haciendo lo que hace».
Según Dobrowolsky, el creador de Operación Triunfo le hizo «bullying casero»: «Me hizo una forma extrema de bullying casero, de menosprecio, odio, me ignoró, económico. Restricciones extremas y repentinas como retirarme la tarjeta de un día para el otro. No podía pagarme un taxi».
Por otro lado, la expareja de Mainat admitió sentirse odiada por parte de su entorno. «Me siento odiada por esta persona y veo comprensible que la sociedad catalana me odie. Es notable. Josep Maria es un personaje muy amado y simpático, es una cosa muy catalana identificarse con él», explicó.
«Mi marido me da información falsa sobre nuestro divorcio. Yo era la que quería salvar el matrimonio. Es mentira que hiciera un año que estuviéramos separados. Estábamos en terapia de pareja juntos. En crisis pero conviviendo. Tenemos una familia guapa y hacía falta un mínimo esfuerzo por salvarla. No tenía casa donde vivir. En septiembre yo no tenía donde ir», apuntó contundente.
Dobrowolsky contó ante el presentador Josep Cuní que tenía un plan para recuperar a Mainat: «Mi estrategia para recuperarlo: le contestaba bien aunque me hablara mal, me ponía muy guapa para él, encargarme de su salud, recordar las cosas buenas de nuestra relación. Hacerle un plan de ejercicio para el día siguiente...».
Finalmente, sobre las inyecciones que le habría suministrado el pasado 22 de junio, contó que "no había insulina en casa": «Nunca le he pinchado insulina [...]. Aquella noche, mi marido tuvo su conversión cumplida a odiarme. Le dio una hipoglucemia. Era muy frecuente y por eso teníamos sobras de glucosa. Se mezcló todo y se convirtió en una cosa devastadora y desastrosa».