La tarde del lunes se registraron momentos de gran tensión en un avión que cubría el trayecto entre Sevilla y Barcelona.
La Guardia Civil hizo acto de presencia en el aparato de Vueling a petición de la tripulación porque unos pasajeros hacían un mal uso persistente de la mascarilla ante la protesta de otros.
Entre gritos y aspavientos, la sangre fría de los agentes y el buen talante de los tripulantes logró imponerse para apaciguar a los exaltados. Hasta tres personas fueron desalojadas.
El avión consiguió despegar, pero el incidente causó retraso.