El presidente del PP, Pablo Casado, se resiste a abandonar el partido y se ha atrincherado, pese a las presiones que está teniendo para que dimita desde que la semana pasada se filtrase un supuesto caso de espionaje a la familia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Tras una larga y tensa reunión del comité de dirección se ha acordado por unanimidad convocar una junta directiva nacional, que podría ser el paso previo a la celebración de un congreso extraordinario. De momento, se descartan dimisiones.
Esta es la respuesta que ha dado Casado a los barones que han solicitado la salida del presidente del PP. El más explícito ha sido el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que ha reclamado decisiones urgentes. El gallego está pidiendo la salida del hasta ahora líder del PP y ya no considera suficiente el cese del secretario general del PP, Teodoro García Egea. Feijóo podría haber pactado con Ayuso y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, un frente común para reclamar la dimisión de Casado. Precisamente Moreno, ha criticado que Casado haya convocado la Junta Directiva Nacional el 28 de febrero, Día de Andalucía, y ha defendido que «las decisiones deben tomarse con tacto y sensibilidad en un momento tan crucial». Moreno ha advertido en Twitter de que «es hora de saber sumar» y ha considerado que «no es acertado» hacerles «elegir» entre el día de la comunidad y la asistencia a un órgano del PP. «Siempre con los andaluces», ha añadido el presidente de la Junta.
El líder del PP ha intentado sofocar las llamas convocando al comité de dirección, al que han asistido sus personas más afines; el alcalde de Madrid, José Luís Martínez Almeida no ha acudido y se ha sabido que quiere dejar de ser el portavoz nacional del PP. El comité de dirección, que se ha prolongado durante todo el día, con un receso, ha sido bastante tenso, ya que el núcleo duro del presidente se ha roto porque una parte ha solicitado la dimisión del secretario general del partido. Ana Pastor y Andrea Levi, encargada del comité de derechos y garantías, han reclamado soluciones rápidas.
Fuera de esta reunión la situación no es menos tensa, ya que los barones más importantes del partido (Galicia, Andalucía y Madrid) reclaman la dimisión de Casado, pero apuestan por darle una salida digna, es decir, que sea él mismo el que se vaya. Se ha especulado que el próximo mes de marzo se podría celebrar un congreso extraordinario, en el que se elegiría a Feijóo; el ordinario toca en julio. Sin embargo, también se está planteando que el presidente de la Junta de Andalucía podría ser el 'tapado' y el que se hiciera con las riendas del partido.
De momento, Casado se resiste a marcharse y sigue contando los apoyos que tiene entre las filas de su partido; han convocado a la sede a los diputados que los apoyan. La baza con la que cuentan los afines a Casado es que aseguran que podrían imputar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, por los contratos a una empresa para la que trabaja su hermano, Tomás Díaz Ayuso y por la que estalló la crisis de partido, por el supuesto espionaje.