Investigadores españoles han descubierto que la proteína Spike del virus SARS-Cov2 interacciona con ácidos siálicos de células humanas para favorecer su internalización, lo que supone un nuevo mecanismo de infección por SARS-CoV2, causante de la actual pandemia de COVID-19. Nada más comenzar la pandemia, se determinó que la entrada de este virus a las células huésped está facilitada por el receptor ACE2 de nuestras células. Sin embargo, este virus presenta un amplio tropismo, y es capaz de infectar células que no poseen este receptor en su superficie. Por eso, la comunidad científica no ha cejado en su empeño de identificar posibles eventos moleculares adicionales que ayuden al SARS-CoV-2 en su complejo mecanismo de infección. Una de las posibilidades que se barajó desde el principio, es que el virus use como elementos de anclaje o atracción a las células huésped, los ácidos siálicos que nuestras células exponen en su superficie.
Esto sucede de hecho en muchas infecciones víricas, pero no se había conseguido demostrar experimentalmente para el SARS-CoV-2. Los ácidos siálicos son unos azúcares que ocupan las posiciones terminales de los glicanos (azúcares) complejos que se encuentran en la superficie de las células. Un estudio, coordinado por Jesús Jiménez-Barbero, investigador del CIBERES perteneciente al grupo de Juncal Garmendia, ha sido publicado en 'Angewandte Chemie Int'. Los investigadores demuestran por primera vez, que la proteína Spike de SARS-CoV-2 es capaz de reconocer específicamente el ácido siálico terminal de los azúcares.
Los resultados, basados en una estrategia de marcaje selectivo en carbono-13 en los glicanos y experimentos de Resonancia Magnética Nuclear (NMR), aportan evidencias experimentales claras e inequívocas de esta interacción directa, que tendrá previsiblemente importantes implicaciones en el proceso de infección. «Estos resultados nos ayudan a entender el complejo mecanismo de infección por SARS-CoV-2 y a afrontar nuevas estrategias terapéuticas basadas en el bloqueo de esta interacción» asegura el doctor Jiménez-Barbero.