Pesadilla sin fin. Eso es lo que están viviendo los nuevos propietarios de un piso a pie de ancatilado en La Laguna, Tenerife. Según recoge Antena 3, en la Navidad de 2019 José Miguel y Charo no podían estar más felices de haber firmado la compra de su nueva casa.
Al salir del notario la vendedora de la propiedad, con la que guardaban una buena relación, les pidió que como era Nochebuena le dejaran pasar la noche en la que hasta esa mañana había sido su hogar. Aunque le pareció extraño, accedieron. Y se arrepienten hasta el día de hoy.
En tono jocoso la mujer les dijo en ese momento: «Pues ahora voy a okupar la casa durante diez años». Lleva haciéndolo tres años y medio.
El laberinto burocrático comenzó tras varios meses de excusas y en marzo el desahucio no pudo llevarse a cabo por la huelga de secretarios judiciales. La casa sigue okupada y sus nuevos propietarios continúan pagando cada mes la hipoteca de un hogar al que no pueden entrar.