Hace aproximadamente un mes, el 17 de junio, 629 migrantes desembarcaron en Valencia a bordo del buque 'Aquarius', entre los que se encontraba Felix Sesay. Nacido en Sierra Leona, abandonó su país de origen después de que un grupo armado asesinara a su padre y puso rumbo a Libia, donde únicamente permaneció un año debido a la falta de derechos que sufren las personas negras en el país africano.
Ahora, en esta nueva etapa, ha expresado su deseo de ser cirujano para «devolver parte» de lo que le han dado.
Sesay provenía de una familia «muy pobre» en Sierra Leona, por lo que sufrió «mucho» por su educación, ya que no contaba con ninguna ayuda, únicamente la de su madre. El migrante explica cómo se hizo «a sí mismo», ya que se formó como agente de salud comunitaria y se convirtió en una persona preparada: «A partir de ahí empezó mi vida».
Además, trabajó durante tres años en la organización Médicos Sin Fronteras y durante un año estuvo en Cruz Roja. En esta ONG, Sesay realizaba una labor de «enterrador» y realizaba los pertinentes tests a las personas ya fallecidas para investigar si tenían o no ébola, en plena crisis de la enfermedad en África. Fuentes de Cruz Roja aseguran que es una parte «arriesgada» del proceso, ya que es donde «más riesgo» de contagio hay.
Sin embargo, un grupo armado destruyó el negocio familiar, un dispensario de medicina, lo que infundió el miedo en él y en su familia. Por ello, abandonó Sierra Leona, donde se quedaron su madre y sus seis hermanos, y comenzó su viaje junto con su pareja hacia Libia, donde residía el tío de su mujer con un negocio consolidado.
«No fue fácil, sufrimos mucho, el viaje lo hicimos en autobús y tardamos dos semanas. Fuimos de Sierra Leona a Guinea, después a Mali, hasta Burkina Faso, luego Níger y llegamos a Libia», explica Sesay.
La pareja esperaba contar con el apoyo del tío, pero la situación fue muy diferente a lo esperado. El migrante comenzó a trabajar como limpiador para ganarse la vida y recuerda lo «difícil» que fue sobrevivir en el país del norte de África. «En Libia te quitan el dinero y te pegan palizas solo por ser negro. Aún no sé cómo sobreviví todo ese tiempo», relata.
Sesay explica con tristeza que él y su mujer recibieron una paliza «brutal», que ha dejado cicatrices permanentes en su pierna izquierda y que provocó el aborto de ella, que estaba embarazada de tres meses en aquel momento. Además, el tío de su mujer recibió un disparo en la pierna por parte de este grupo, lo que les decidió para embarcarse camino a Europa.
Por eso, el migrante agradece a Dios haberle ayudado a sobrevivir, por lo que ha estado realizando un ayuno total de comida y agua durante tres días: «No sé cómo empezar a explicar lo que Dios ha hecho por mí», asegura.
El tío murió en el mar
En los primeros días de la travesía, el tío de su mujer cayó de la embarcación, a causa del oleaje, y murió en el mar, lo que provocó que su pareja entrara en shock y quisiera «romper» con su vida anterior. Fuentes de Cruz Roja explican que la mujer se quedó «bloqueada» por la fatídica muerte y el aborto sufrido, por lo que «rechaza» estar con Sesay.
Las malas experiencias vividas en Libia hacen que el migrante notara la «gran diferencia» que existía entre la vida en el país africano y una vez estaba en el buque 'Aquarius'. «Dentro del barco puedes comer lo que quieras, descansar o hablar; en Libia no. Los negros no tenemos derechos allí», lamenta.
Sesay narra que tiene un diploma como agente de ayuda comunitaria, que consiguió cuando trabajaba ayudando a los médicos en África, y explica que su «sueño» es convertirse en cirujano y continuar viviendo en España.
«Me gustaría trabajar para la Cruz Roja, ser parte de ellos. Me han ayudado mucho y me gustaría trabajar en España para ellos para devolver parte de lo que me han dado. Tengo pasión, amo mi profesión, me encanta trabajar», destaca.
En la actualidad, Sesay se encuentra viviendo en las instalaciones de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) donde, después de entrar en las plazas de acogida, inició los trámites de documentación, como la tarjeta sanitaria, y las clases de español, para conseguir una «acogida en inclusión».
La historia de Felix Sesay ha sido contrastada por fuentes de la Cruz Roja, a través del visionado de fotos del protagonista en su país de origen ejerciendo su trabajo en las ONG y enfundado con la ropa pertinente. Además, Sesay ha visto, junto con delegados de la organización en Sierra Leona, imágenes de estancias y personas pertenecientes a Cruz Roja, que el migrante reconocía.