Según un estudio del ING International Survey Mobile Banking 2018, recogido por Statista en España, la nación española es el cuarto país con un mayor número de personas que poseen criptomonedas. Por delante de ella se encuentran naciones como Rumanía, Polonia o Turquía. Por detrás, una ristra de naciones como Estados Unidos, Austria, Australia, Alemania, Italia, Francia o incluso el Reino Unido. El público español está confiando cada vez más en nombres como el Bitcoin, y eso se está reflejando también en las entidades bancarias.
No es nada difícil comprar bitcoin en España. Existen ya muchas plataformas online que se encargan de poner las cosas fáciles para que los usuarios entren, se registren, depositen dinero y puedan hacerse con fracciones de esta crypto para comenzar a especular si lo prefieren, o incluso si quieren proteger su dinero ante una posible recesión económica. El papel de esta moneda virtual, que está ganando terreno como valor de seguridad para aquellos preocupados por un turbio porvenir en la economía mundial, ha hecho que los bancos pongan su mirada sobre ellas, comenzando a experimentar también bajo sus propias reglas.
Tal y como recogía La Vanguardia hace tan solo unos días, el Banco Santander emitió un bono por un valor total de 20 millones de euros en la criptodivisa Ethereum. Es una de las entidades que más está apostando por el dinero virtual, ya que, unos meses atrás, se aliaba también con varias de las entidades financieras más importantes para dar forma a su propia criptodivisa, Fnality.
Criptodivisas, un terreno repleto de variedad y nutrido por los bancos
El gran inconveniente de las cripto para muchas entidades bancarias y financieras es su descentralización. Conceptos como el blockchain y los flujos de datos entre usuarios hacen que no haya un organismo encargado de la regulación de este dinero, generando unas reglas poco positivas para grandes empresas y organizaciones.
Aun así, los bancos se están animando cada vez más a probar y, de hecho, quieren mezclar las reglas del panorama crypto con las suyas propias, creando otras formas de dinero virtual que sí puedan tener unas condiciones de control más seguras desde su perspectiva. Hemos visto el caso del Santander, pero podemos ir al otro lado del charco para ver cómo JP Morgan, el banco más potente de todo Estados Unidos, anunciaba su firme intención de crear también su propia criptomoneda.
Todo eso mientras la cripto por excelencia logra un hito. El Bitcoin entra en la Bolsa de Nueva York, con un panorama de optimismo algo mermado por su reciente caída. La posible especulación masiva e incluso, como señalan algunas voces, el anuncio del ordenador cuántico de Google, han sido algunos de los motivos por los que el BTC ha visto su valor reducido en casi un 20% en tan solo 7 días, pero las señales de futuro son optimistas, y los inversores están seguros de que remontará constante e incesantemente.
Regulando un terreno salvaje
La estandarización de las criptomonedas es algo que está teniendo lugar a cada día que pasa. No son pocos los países que han anunciado o ejecutado medidas para regular este tipo de dinero, repercutiendo también en fluctuaciones de su valor al anunciar los pasos que van a seguir. China ha sido uno de los casos más claros, según recogía El Mundo, el país asiático anunciaba en abril la firme intención de acabar con las minas de criptomonedas y, en abril del mismo año, también tomó la decisión de considerar al Bitcoin un bien virtual. Una medida positiva para los inversores, ya que el país había vetado la moneda hace tan solo un año.
No es la única nación que se ha adentrado o se quiere adentrar en ese campo. Brasil, Finlandia o incluso Suiza han anunciado este mismo 2019 su firme intención de lanzar medidas reguladoras para el uso y generación de criptomonedas. Europa, por supuesto, también ha seguido esos pasos, trazando una hoja de ruta que aspira a marcar los estándares de cara al sector del dinero virtual.
Un sector masivo para la economía
El movimiento que genera el sector de las criptodivisas no es uno a tomar en balde. Un estudio reciente hecho por la consultora Markets and Markets revelaba que, a nivel global, todo el sector del blockchain y el dinero virtual ha logrado atraer una inversión total de unos 2.500 millones de euros. Una cifra contundente, pero que se estima que vaya creciendo paulatinamente hasta alcanzar o incluso superar los 16.000 millones a nivel mundial en tan solo cuatro años.
Ese nivel de inversión es uno de los principales artífices tras el afán regulatorio de numerosos países, como ya hemos indicado. El Comité Europeo para la Estandarización y el Comité Europeo para la Estandarización Eléctrica recientemente publicaban el libro blanco sobre el blockchain, un documento oficial con el que asentar las bases para el buen uso y funcionamiento de la tecnología que da vida a todo el entramado de las criptomonedas.
Con este movimiento, toda la Unión Europea se acogerá a una misma normativa que impedirá la aparición de reglas contradictorias, además de facilitar la elaboración de protocolos de comunicación y apertura de datos; pero, sobre todo, por conformar una identidad digital que permita identificar a los agentes implicados en cada movimiento realizado con criptos.
En definitiva, el mundo se está preparando para sacar partido de las cibermonedas y convertirlas en otro estándar más.