Una plataforma internacional compuesta por más de 150 científicos e ingenieros de España, Italia, Francia, Canadá y Estados Unidos ha desarrollado el ventilador MVM (Milano Ventilatore Meccanico), una solución para tratar a los pacientes con COVID-19 en UCI. En concreto, dentro del consorcio español, el Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (FJD) de Madrid está colaborando activamente en este proyecto junto con otras nueve entidades españolas.
Los orígenes del proyecto se remontan a mediados de marzo, cuando la preocupación entre las autoridades europeas ante la falta de equipamiento sanitario contra el coronavirus en los hospitales era creciente. En ese momento, los ventiladores mecánicos se convertían en uno de los materiales médicos más escasos pese a ser imprescindibles para tratar a los pacientes infectados, especialmente a aquellos con insuficiencia pulmonar.
La iniciativa, que ha dado lugar al ventilador MVM, nació precisamente en respuesta a esta crisis y ha sido posible gracias a un consorcio internacional sin ánimo de lucro en el que colaboran múltiples países a través de sus laboratorios y universidades y que cuenta con la participación de más de un centenar de científicos.
En poco más de seis semanas, el MVM ha pasado de ser sólo un concepto a convertirse en un ventilador innovador y de rápida comercialización que ha logrado tener un uso real gracias a una producción masiva y al empleo en pacientes afectados por coronavirus. De hecho, el 1 de mayo la agencia del medicamento estadounidense (FDA) autorizó su uso en estos enfermos.
A esta rápida evolución del proyecto han contribuido una decena de entidades españolas: la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), el Laboratorio Subterráneo de Canfranc, el Centro de Astropartículas y Física de Altas Energías (CAPA, Universidad de Zaragoza), la Universidad Politécnica de Madrid, el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, la Fundación Aragón para la Investigación y el Desarrollo (ARAID), la Universidad Católica de Valencia, así como médicos de Eliance Helicopters y del Servicio de UCI del Hospital General San Jorge (Huesca).
Papel clave
En concreto, el papel del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid ha resultado clave, ya que sus profesionales han estado 100% implicados para combatir los devastadores efectos de la COVID-19 desde el comienzo de la crisis.
Para el desarrollo, diseño y funcionalidad de este proyecto se ha contado con el asesoramiento de la doctora Sarah Heili, jefa asociada del Servicio de Neumología y responsable de la Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios (UCIR) del hospital público madrileño, cuyo papel en el impulso del MVM ha sido fundamental. También con el doctor Peces Barba Romero, jefe asociado del Servicio de Neumología, vicepresidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) y experto en ventilación no invasiva.
Sobre la colaboración de la FJD, la doctora Heili, que cuenta con una dilatada trayectoria tras formarse y trabajar en diferentes países como España, Francia o Estados Unidos, destaca cómo «desde la UCRI de la FJD se ha cedido un simulador de pulmón humano diseñado por nosotros para testar el respirador en ventilación controlada y asistida, asesorando personalmente para optimizar la interacción paciente respirador».
Ideado para la COVID-19
Por lo que respecta a las ventajas del MVM, la especialista señala que «estos nuevos respiradores son tan eficaces como los que conocemos, pero su ventaja potencial es que existe un asesoramiento especializado máximo y dirigido a la mecánica respiratoria específica de la COVID-19». «Tratamos de customizarlos a los requerimientos de esta pandemia, esto los simplifica a la vez que los hace robustos pues en su desarrollo vive el más estrecho conocimiento científico, el que nace de la experiencia a pie de cama», añade.
En este sentido, Heili explica que disponer de un ventilador mecánico desde su solicitud-fabricación hasta la llegada a un hospital «en general, lleva años entre desarrollo, pruebas, autorizaciones y validaciones». Por fortuna, «esta pandemia ha acelerado todos los procesos y se les está dando prioridad», sin embargo, insiste en que «la regulación existente en España es más exigente que en otros países de nuestro entorno y el proceso podría ser más largo en nuestro país».
Por ello, la doctora recuerda que durante el pico de demanda asistencial que ha existido en los meses de marzo y abril «la dotación de respiradores ha llegado a estar limitada en muchos centros y debemos intentar que esto no vuelva a ocurrir; aprovechando el actual periodo de desescalada debemos incrementar la dotación en previsión de un posible repunte que por ahora no podemos descartar».
Lograr esta provisión de cara a un repunte es precisamente otro de los objetivos del consorcio detrás del MVM, por ello, no registra patentes para el ventilador y no se concederán licencias exclusivas. De hecho, en la actualidad el consorcio está en una ronda de conversaciones con empresas nacionales, para la transferencia de tecnología y proceder así conjuntamente a homologar el ventilador según las normas de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) mientras continúa construyendo modelos mejorados en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc.
Además, el proyecto del ventilador MVM se ha creado con espíritu de colaboración y transparencia. Así, actúa en un marco de innovación bajo licencia de hardware abierta del CERN, para fomentar la colaboración en el diseño y en los ensayos, lo que también minimiza el tiempo necesario para conseguir que los ventiladores se fabriquen y distribuyan a las personas que los necesitan.