Son muchas las personas que optan por comprar directamente agua embotellada para consumir en sus hogares. Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios apunta a que la embotellada no representa una ventaja sanitaria respecto al agua del grifo si esta última es de buena calidad.
Además, la OCU añade que la calidad del agua es aceptable en la gran mayoría de las poblaciones españolas, por lo que beber agua del grifo es una buena opción que contribuye a generar menos residuos plásticos que cuando se adquieren las botellas o garrafas de agua en el supermercado.
Así, quien opte por beber agua del grifo y almacene el agua en la nevera para que se mantenga fresca, ha de saber que esta se tiene que consumir o renovar cada cierto tiempo.
Aunque la composición del agua no se altera con el paso de los días, esta puede llegar a contaminarse debido a los microorganismos que pueden generarse con el paso del tiempo.
De este modo, al almacenar el agua, el cloro que protege el agua de la reproducción de microorganismos puede llegar a evaporarse, por lo que los gérmenes y las bacterias comienzan a desarrollarse.
Así, conviene beber el agua o renovarla cada 24 horas, sobre todo, si se bebe directamente de la botella que está en la nevera.
Que sea recomendable cambiar el agua no quiere decir que a partir de las 24 horas ya no pueda beberse. De hecho, depende mucho de la calidad del agua y de las condiciones en las que se haya almacenado, por lo que desde Serviqualita, apuntan a que puede aguantar hasta los 6 meses.