El queso es uno de los ingredientes que no falta en ninguna cocina: queso curado, queso fresco para las ensaladas, queso rallado para la pasta, queso específico para gratinar... son muchas las variedades que se pueden encontrar en el mercado.
Sin embargo, aunque en la mayoría de casas el queso se guarda siempre en la nevera, hay en algunas ocasiones y situaciones específicas en las que el queso no conviene meterlo en la nevera, concretamente, cuando se trata de queso curado.
Tanto el queso curado como los embutidos naturales que se venden una sola pieza como, por ejemplo, el chorizo o el jamón, no hace falta meterlos en la nevera para conservarlos.
Es más, es preferible dejarlos fuera de la nevera para que no pierdan sus propiedades y su sabor. Incluso cuando están abiertos, no necesitan refrigeración, ya que al estar curados no se estropean.
En caso de que la temperatura ambiente sea muy elevada o si se están poniendo duros, se pueden meter a la nevera, aunque esto implica una pérdida de sabor del producto. De hecho, cuando hace mucho calor estos productos empiezan a sudar y secan, por lo que solo en estos casos es recomendable la nevera.
En conclusión, hay que saber que cuanto más curado es el queso, más aguanta a temperatura ambiente. El resto de quesos, como el queso fresco o que se compra ya rallado o en polvo, sí deben guardarse en la nevera.