Cada 1 de octubre se celebra el Día Internacional del Café, una conmemoración puesta en marcha por la International Coffee Organization (ICO) para poner en valor la importancia de esta bebida, una de las más consumidas en todo el mundo después del agua, y reunir a todas las personas que participan en todas las etapas de su proceso de elaboración.
¿Eres de los que disfrutas cada mañana de una buena taza de café mientras planificas tus tareas diarias? Es cierto que esta bebida posee propiedades beneficiosas para la salud, aunque debemos hacer un consumo responsable para evitar posibles contraindicaciones.
¿Sabes cuántas tazas de café se pueden tomar al día? ¿Qué cantidad de cafeína diaria es la recomendada? Tal y como explican los expertos de Mayo Clinic, los adultos jóvenes sanos pueden consumir hasta 400 miligramos de cafeína diaria al considerarse seguro, una cantidad equivale a cerca de cuatro cafés.
El consumo de café tiene efectos beneficiosos para la salud, ya que diversos estudios han demostrado que «se asocia directamente a una mayor longevidad y a una mayor supervivencia de la población general, ya que se ha comprobado que disminuye el riesgo de padecer enfermedades», destaca la Fundación Española del Corazón (FEC).
Aunque la ingesta de cafeína es segura para las personas adultas, no es recomendable en la población infantil y los adolescentes deben limitar su consumo. De hecho, «incluso entre los adultos puede causar efectos secundarios y es posible que no sea recomendable para personas muy sensibles a sus efectos o que toman ciertos medicamentos», añaden en Mayo Clinic.
¿Qué efectos puede producir el exceso de cafeína? Tomar más de cuatro tazas de café diario puede ocasionar efectos secundarios como migrañas, insomnio, irritabilidad, ansiedad, dolor de estómago, temblores musculares o taquicardias.
Incluso si se consumen pequeñas cantidades, estos efectos pueden producirse en aquellas personas con alta sensibilidad a la cafeína. «Las personas que no beben cafeína de forma regular tienden a ser más sensibles a sus efectos negativos», por lo que se recomienda un consumo más reducido. En cualquier caso, otros factores como el peso corporal, la genética, las patologías previas o el uso de medicamentos también influyen en el consumo.