Vincent van Gogh (1853-1890) es uno de los grandes pintores de la historia. De entre todas las peculiaridades del maestro posimpresionista holandés, una de las principales características es el uso frecuente del amarillo. Pero más allá de sus gustos, la predilección por este color puede tener una explicación científica.
Según recoge la BBC, la atracción de Van Gogh por el amarillo puede deberse al uso de una sustancia, el digital (Digitalis aurea).
En su época, el digital se usaba para tratar afecciones maníaco-depresivas, y el artista la consumía para contrarrestar sus ataques. El problema es que uno de los efectos secundarios es la xantopsia, una dolencia visual que hace que las personas vean los objetos con un color amarillento.
Van Gogh veía a su alrededor el mundo con tonos amarillos, y por eso trasladaba a sus cuadros estos colores.
Pero esta teoría no es exclusiva. Otros teóricos piensan que en realidad, Van Gogh tenía glaucoma de ángulo cerrado subagudo, que explicaría los 'halos' que el artista neerlandés reflejaba en sus cuadros.