Los amantes de la jardinería saben que los rosales son una de las plantas estrella en cualquier jardín, una planta muy generosa a la hora de florecer, ya que el aroma y la variedad que ofrecen sus colores son una de las mejores opciones para otorgar al jardín un aspecto perfecto.
Para conseguir este efecto deseado, es necesario plantar los rosales en un suelo rico en el que haya una filtración adecuada, de tal modo que no se produzcan encharcamientos que puedan dañar la planta. Además, hay que abonarlos frecuentemente y podarlos para eliminar aquellas hojas o flores que se encuentren marchitas.
Además, hay que prestar atención al momento de plantación. Los rosales con raíces desnudas se deben plantar entre noviembre y febrero. Por su parte, los rosales en cepellón es mejor plantarlos de octubre a marzo. Por último, si se quiere optar por un rosal en maceta, se puede hacer durante todo el año.
Las flores de los rosales comienzan a aparecer desde comienzos de la primavera y hasta finales del verano. En aquellos lugares donde el clima sea suave y las temperaturas en otoño no desciendan en exceso, pueden aguantar durante el principio de esta estación.
También hay que tener en cuenta que hay rosales de muchos tipos y, dependiendo de ello, se podrán encontrar rosales de floración plurianual, que son los que florecen desde el mes de mayo y hasta la llegada de los meses de frío y, por otro lado, están los rosales anuales, que solo florecen en primavera, pero que suele ser una floración más intensa.