Los crustáceos forman parte de la dieta mediterránea. Se trara de un alimento muy consumido en España y acerca del que hay que tener unas cuantas cosas en cuenta a la hora de tratarlo y, después, de comerlo. Este producto contiene una gran cantidad de cadmio, un mineral pesado que se encuentra en la carne oscura de estos animales, en el caso de los artrópodos y los moluscos el aparato digestivo se encuentra en la cabeza. Desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria recomiendan que no se chupen muy frecuentemente y que tampoco se utilicen para hacer fumet.
Según ha recopilado La Vanguardia, el hilo negro que sale de la cabeza y llega hasta la cola es otra parte de este animal con el que hay que tener un cierto cuidado. La nutricionista Beatriz Robles explica que «más allá del saber que nos estamos comiendo el tubo digestivo y los restos que puede haber, no representa ningún peligro». Pero sí es importante cuidar la cocción de la gamba ya que si no se cocina correctamente puede alterar el sabor del producto. Robles recomienda evitar consumirlas en crudo por la alta exposición a microorganismo patógenos y otras bacterias que pueden afectar al organismo.
Por otro lado, el posible que al ingerir este hilo negro también se consuman restos de arena ya que son animales que viven en las profundidades y aprovechan los restos de otros que se encuentran en el fondo marino.