Hay trabajadores que en sus descansos aprovechan para comer algo, fumar, hacer recados, salir a tomar el aire o juntarse a hablar. Maika Cabrera dedicó algunos de los suyos a hacer bailes simpáticos y divertidos que después subía a la red social TikTok. Lo que no se esperaba es que la empresa le despidiera por ello.
Cabrera llevaba más de veinte años limpiando colegios de Madrid, los últimos seis en el centro público Ghandi, en Ciudad Lineal. Con toda su experiencia, jamás pudo imaginar que a sus jefes les fuera a molestar (hasta el punto del despido) que en sus ratos libres bailara en redes con el uniforme de trabajo.
En la carta de despido que le llegó el 22 de abril se dejaban claros los motivos por los que la echaban a la calle: dar mala imagen de la contrata de servicios por sus vídeos en TikTok, en los que salía riendo y contoneándose. La mujer, de 61 años, subrogada de otra mercantil desde el 1 de marzo del año pasado, trabajaba como fija discontinua a tiempo parcial.
La limpiadora ha decidido llevar el caso a los tribunales, argumentando que los pocos minutos que dedicaba a grabar vídeos y bailar no repercutían en su trabajo. Asimismo, Cabrera se queja de no haber recibido aviso previo ni advertencia.
El escrito de la carta de despido incluye capturas de algunos de sus vídeos y de los comentarios, dejando claro que el nombre de la empresa es perfectamente visible y que los usuarios ya lo conocen. Indican que salir en los vídeos con el uniforme de trabajo perjudica su imagen.
Cabrera tenía turnos de 9 a 14 horas y cobrara en torno a los 780 euros netos al mes. Le entregaron la carta de despido mientras limpiaba unos baños.
La limpiadora aboga por la compatibilidad de su simpática afición con el espacio laboral. Además, asegura que con ir al colegio y preguntar a las profesoras y al conserje ya basta para saber que es una gran trabajadora.