Durante la temporada de verano, la seguridad en playas y piscinas se convierte en una prioridad. Ante el aumento de la afluencia, los socorristas asumen una función imprescindible, velando por la prevención de accidentes y actuando con rapidez en situaciones de emergencia acuática. Su papel resulta aún más importante cuando se producen riesgos como corrientes peligrosas, lesiones o conatos de ahogamiento.
Este perfil profesional, además de ser esencial, también se presenta como una salida laboral atractiva para jóvenes, especialmente estudiantes, y personas que buscan empleo estacional relacionado con el ámbito deportivo o asistencial. El incremento de la demanda en julio y agosto hace que muchas entidades refuercen sus plantillas con carácter temporal.
Formación requerida para ejercer como socorrista
Para desempeñar este trabajo es imprescindible contar con un certificado profesional homologado en socorrismo acuático. Se exige tener al menos 16 años y haber completado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO).
El programa formativo consta de 370 horas, incluyendo teoría, prácticas profesionales y pruebas físicas. Entre los módulos destacan natación, primeros auxilios, prevención de riesgos en instalaciones acuáticas y técnicas de rescate. También deben superarse retos como una apnea de 20 metros, nadar 200 metros en menos de 4:15 minutos y ejecutar un salvamento completo. El coste total del curso oscila entre los 200 y 400 euros, depende del centro el centro.
Sueldo: categorías y pluses
Los salarios de los socorristas están regulados por el Convenio Colectivo Estatal de Mantenimiento y Conservación de Instalaciones Acuáticas, actualizado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 3 de julio de 2024 a través de la Resolución de la Dirección General de Trabajo. Este acuerdo establece nuevas tablas salariales y condiciones específicas para el colectivo.