Todos conocemos la sal para condimentar comidas, pero nunca lo hemos relacionado con trucos de limpieza...hasta ahora. La sal es conocida como ya sabemos por sus propiedades tanto antisépticas como limpiadoras. Al echar sal en el retrete por la noche, puedes aprovechar estas propiedades para realizar una limpieza más profunda y duradera. Pero, ¿cómo funciona exactamente?
Este condimento, especialmente la que es gruesa, actúa como un abrasivo suave que puede ayudar a desalojar la suciedad (cal) y las manchas. Al dejarla actuar antes de irnos a dormir, la sal tiene tiempo suficiente para penetrar en la suciedad y facilitar su eliminación. Simplemente este gesto antes de irnos a la cama nos ayudará mucho a que nuestros baños estén relucientes.
Además de sus propiedades limpiadoras, la sal también puede actuar como un desinfectante natural. Puede matar ciertos tipos de bacterias y otros microorganismos, contribuyendo a mantener el inodoro más higiénico. Para aprovechar al máximo este truco de limpieza, simplemente esparce una cantidad generosa de sal en el interior del inodoro y déjala actuar durante la noche. Por la mañana, usa el cepillo de inodoro para fregar cualquier residuo persistente y luego tira de la cadena. Notarás que el inodoro está más limpio y fresco.
Otra forma de desinfectar y a la vez dejar un buen aroma es realizar una mezcla entre 250 gramos de bicarbonato de sodio, la misma cantidad de sal gruesa y añadimos unas 20 gotas de cualquier aceite esencial que nos guste. Lo dejamos actuar toda la noche y al día siguiente tenemos que coger un olla con agua bien caliente y echarla en el retrete, después tiramos de la cadena y notaremos la limpieza y el buen olor en nuestro cuarto de baño.