Mi nombre es Juan Tur Viñas y tengo 71 años, como buen ibicenco siempre he trabajado mucho, vivo de los sueños y sueño mientras vivo. Cada día me levanto con la convicción de que la sociedad ibicenca debe ser mejor que el día anterior, que el sacrifico realizado por nuestros antepasados y por los que han decidido elegir nuestra isla como lugar de residencia merece ser recordado y agradecido.
La vida pasa muy rápido, parece que fue ayer que decidimos emprender un nuevo sueño, que para alguno se convirtió en una auténtica pesadilla; de verdad que lo siento, no era mi intención provocarle tantos dolores de cabeza a una persona. Siempre he pensado que la ambición y el egoísmo son sentimientos que no deberían prevalecer sobre aquellos proyectos que favorece al bien común. Pues bien, a la vista de los acontecimientos y de algunas reacciones ante nuestro proyecto del Nou Hospital de Ibiza, me equivoqué en tales apreciaciones.
Estos días estuve leyendo unos «anuncios de opinión» o «publicidad» en los diferentes periódico de Ibiza; y debo confesar, que a pesar de mi edad, no deja de sorprenderme. Pero le tengo que reconocer una cualidad, no tiene ningún problema en hacerlo abiertamente, ya que a pesar de encubrirse en una falsa publicidad u «opinión» de un anónimo, todos sabemos de quien se trata.
En Ibiza nos conocemos todos, y además tengo en mi poder la confirmación por escrito, por si alguien sigue teniendo dudas.
A primera hora de la mañana, cuando me dirigía a mi farmacia, me ha parado una señora, clientanuestra, y cogiéndome del brazo y me ha dicho, por favor, no te rindas, Ibiza necesita un nuevo hospital, y al señor… que le llamaremos «ofendido», cántale las cuarenta, que se lo merece.
Tengo que reconocer, que esta situación últimamente se repite varias veces a diario, muestras de apoyo y cariño, que sin lugar a duda te alegran el día.
Hay un refrán que dice «La avaricia y la ambición, congelan el corazón». ¿Será esto lo que le está pasando al «ofendido»?. Pues no lo sé, y la verdad es que poco me interesa saberlo, ya que nuestro sueño, y lo digo en plural, porque somos más de 200 personas que conformamos este
proyecto, estamos ilusionados y ocupados en resolver los innumerables problemas que tenemosde todo tipo, personales, profesionales y también familiares.
Entenderán que, sin ser una persona pública, a mi familia y amigos les pueda sentar mal ver mi nombre día sí y otro también en los medios de comunicación, faltándome al respeto, ridiculizándome en viñetas y vulnerando mi derecho al honor y a la propia imagen. Y comprenderán que me causa dolor ver a mis seres queridos preocupados por todo ello. A decir verdad, no lo manifiestan, se preocupan por mí y actúan como si no pasase nada, pero yo sé que no es así. Pues bien, si la intención del «ofendido» es la de causar dolor a mis personas más allegadas lo está consiguiendo, pero si por el contrario lo que pretende es atemorizarme y detenerme, que sepa que no lo va a conseguir.
Decía Mahatma Gandhi que «en la tierra hay suficiente como para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos». Sabia reflexión, la podríamos aplicar a la sanidad de Ibiza. Hay espacio para un hospital que ayude a satisfacer las necesidades de todos.
Parece que hemos olvidado las carencias que hemos sufrido durante estas últimas décadas los ciudadanos de Ibiza, y sobre todo durante los momentos más duros de la pandemia. Todos en nuestros recuerdos tenemos algún amigo o familiar que ha fallecido por la falta de medios, tanto de la sanidad pública, como de la sanidad privada, pero parece que esto poco preocupa al «ofendido».
Espero no haberlos aburrido con mis reflexiones matutinas, quizás el calor ha provocado que las quiera compartir con ustedes, y sobre todo haciéndolo con el máximo respeto, tanto a los que aplauden nuestro proyecto, como a los que lo critican.
Gracias a todos por vuestra comprensión y paciencia, sobre todo a mi familia y con su permiso, vamos a seguir con nuestro sueño.