Sseñora directora,
Quien me conoce sabe que, en numerosas ocasiones, he expresado mi gratitud y reconocimiento hacia los profesionales de la salud, honrando su esfuerzo diario y su dedicación. Lamentablemente, en esta ocasión no ha sido así, y siento que debo compartir esta experiencia.
El pasado miércoles por la tarde/noche la doctora colegiada doña Rossana Alejandra Ambrarath acudió al domicilio para certificar la defunción de nuestro familiar, Su actitud fue marcadamente altanera, rígida y distante, cuestionando incluso la validez del pasaporte vigente del fallecido, documento oficial perfectamente acreditativo en España.
Resulta aún más decepcionante que esta profesional, cuestionase la validez del pasaporte por el mero hecho de que el difunto fuese español, y no mostrase el mínimo conocimiento de la normativa legal vigente. Bastaba con una llamada telefónica rápida al Colegio de Médicos o a Salud Pública para confirmar, sin lugar a dudas, que el pasaporte era suficiente, ya que además incorpora el dato del nº de DNI. Con ello se habría evitado tensión, gritos por su parte, un gesto sencillo pero de gran sensibilidad humana, al que se nego rotundamente, a una simple llamada.
En este tipo de situaciones, que de por sí son emocionalmente muy duras, lo que se espera de un profesional sanitario no es solo que domine los protocolos, sino que sepa acompañar a las personas con empatía, sensibilidad y cercanía. Sin embargo, su actitud jerárquica y poco empática solo añadió sufrimiento a nuestro duelo.
En cambio, deseo reconocer públicamente la conducta del enfermero que la acompañaba: se mostró respetuoso, discreto y atento en todo momento. También quiero agradecer a la doctora del centro de salud, quien esa misma tarde tuvo que «dar la cara» —mientras la facultativa certificante no se atrevió— y amablemente nos entregó la documentación necesaria para poder nosotros continuar con el doloroso proceso. Su gesto fue un verdadero bálsamo en medio de la situación que generó la colegiada mencionada.
He presentado esta queja en el área de Quejas y Mejoras de IB‑Salut, con la firme esperanza de que se tomen medidas para evitar que otras familias sufran algo similar. Es imprescindible que los profesionales del sistema sanitario ejerzan con pleno conocimiento de la normativa, actitud humana y disposición para acompañar en momentos tan dolorosos.
Agradezco a este medio de comunicación la difusión de esta carta, con la esperanza de que sirva para sensibilizar a todos los profesionales, en especial a los que vienen de fuera, que tengan dudas normativas como la expuesta, sobre la responsabilidad que conlleva tratar con personas en duelo. Una llamada de apoyo, unas palabras amables y un gesto humano pueden marcar toda la diferencia.
Atentamente,
ALFONSA BONED ROMERO