El presidente del Consell d'Eivissa, Vicent Serra, destacó en su discurso en el Dia de Balears que ha llegado el momento de impulsar más inversiones una vez que se han podido sanear las cuentas de la institución insular. Quizás no se esté dando la importancia que se merece, pero resulta fundamental de cara al futuro del Consell d'Eivissa que en estos momentos no haya ni un euro de deuda con los bancos. Hay que recordar que la deuda era hasta hace poco de 28 millones de euros. Además, el pago con los proveedores se produce de manera puntual, lo que seguramente valorarán muy bien los empresarios que tienen la oportunidad (o la necesidad) de trabajar con la institución insular.
Una economía doméstica. Las instituciones deberían funcionar como una economía doméstica. Es decir, si entra un dinero, que no se gaste lo que no se tiene. Solo debería gastarse más de los ingresos en caso de extrema necesidad, no de forma alegre. Lamentablemente, durante muchos años el déficit ha campado a sus anchas en las administraciones y se ha llegado a una situación insostenible que no hace falta recordar. Se gastaba con excesiva alegría, muchas veces de forma injusticiada. Si además las obras tenían un alto sobrecoste por culpa de la corrupción, como ha quedado demostrado en los últimos tiempos, las administraciones vivían en un caos total y absoluto.
Ahora, a invertir. Con unas cuentas saneadas, el objetivo del Consell ahora debe ser el de hacer las inversiones que necesita y que se merece la isla. Parece muy oportuno duplicar la partida destinada a los ayuntamientos, como anunció Vicent Serra el sábado, pero cualquier inversión debe calcularse muy bien y no caer de nuevo en la tentación de hacer obras por puro interés electoral. Se ha demostrado que, al final, los ciudadanos lo que valoran es una gestión eficaz y responsable, y no a aquellos políticos que solo les interesa el momento de hacerse la foto para cortar una cinta de inauguración. Los tiempos en política están cambiando, pero irremediablemente la gestión debe pasar por la responsabilidad económica.