Sin demasiadas estridencias, Rafel Ruiz consiguió ayer cerrar un acuerdo para ser el próximo alcalde de Vila. El joven candidato socialista ya tiene el apoyo de Guanyem para ser investido alcalde de la capital pitiusa el próximo sábado. De nuevo, el PSOE volverá a gobernar en Vila tras cuatro años muy convulsos, con tres alcaldesas del PP y una ruptura de un pacto con el PREF que obligó a Virginia Marí gobernar en minoría durante muchos meses. Ahora solo falta que la asamblea de Guanyem decida si forma parte del gobierno del gobierno municipal o, por el contrario, apoya al nuevo alcalde desde fuera.
Dar estabilidad. A diferencia de las negociaciones para el Consell d’Eivissa, el pacto entre Guanyem y el PSOE no ha estado marcado por la polémica. A Ruiz le costó un poco reunirse con Joan Ribas, algo que llegó a lamentar en las redes sociales, pero finalmente se sentaron en una mesa y el resultado ha sido que el candidato socialista se convertirá el sábado en el nuevo alcalde de Vila. Para garantizar la estabilidad, Guanyem debería formar parte del gobierno, tomar decisiones colegiadas con sus nuevos socios, y conocer el día a día de la gestión municipal. Solo así se demostrará si estos nuevos partidos que han irrumpido con tanta fuerza en las últimas elecciones pueden pasar de las palabras a los hechos. Los ciudadanos, al fin y al cabo, han votado a Guanyem para que gobiernen y hagan las cosas de otra forma, no para que vigilen la gestión del futuro alcalde.
Pendientes del Consell. Mientras para la investidura de Vila ya está todo prácticamente decidido, el PSOE ha dado un paso para alcanzar un acuerdo con Podemos. En esta institución las relaciones entre ambos partidos han sido muy difíciles, lo que provocó que el viernes el PSOE se levantase de la mesa de negociación cuando Podemos planteó una importante reducción de los sueldos. Ante la nula iniciativa política del PP, que ya se considera derrotado pese a ser la fuerza más votada, el PSOE ha decidido liderar todas las gestiones para gobernar de nuevo el Consell d’Eivissa. A diferencia de Vila, no parece que las negociaciones puedan resultar tan fáciles.