El nuevo Govern que preside Francina Armengol se ha dado de bruces con la realidad más dura. Cuando estaban en la oposición, los grupos que ahora apoyan al Govern cuestionaron una serie de recortes realizados por el gabinete de José Ramón Bauzá. Durante cuatro años, PSOE y Més cuestionaron con dureza la política de austeridad de Bauzá en una legislatura que estuvo marcada por la conflictividad laboral y social. Sin embargo, el nuevo Govern lleva apenas cuatro meses de legislatura y ya ha empezado a darse cuenta de la realidad: no es posible seguir gastando mucho más de lo que se ingresa.
Realismo. En una comparecencia parlamentaria, la consellera de Hisenda, Catalina Cladera, retaba a los grupos políticos que lanzasen con la receta económica para poder gastar más dinero del que se dispone. «Me gustaría que me dijesen cómo se puede hacer con el dinero que tenemos», señaló Cladera. Producto de estas limitaciones, el Govern no sabe cómo pagar la carrera profesional a los funcionarios de la sanidad balear y tampoco hay dinero para poder abonar el 25% de la paga extra que se suprimió en 2012. Ni siquiera IB3, que esta legislatura debía ser una televisión pública y de calidad, con otro modelo, se ha salvado de la austeridad. IB3 manejará el próximo año el presupuesto más bajo de su historia, lo que ha provocado la indignación de los trabajadores del ente.
Demagogia. Ya sabemos que los políticos suelen actuar con demagogia cuando están en el Govern, pero durante cuatro años se ejerció, además, con mucha irresponsabilidad. Se intentó vender a la sociedad que el Ejecutivo balear aplicaba recortes por capricho cuando la situación económica era más que preocupante y recortar era la única receta posible. Ahora, el nuevo Govern se ha dado cuenta de que no es posible gastar mucho más de lo que se ingresa y que, de aquellas promesas de cuando estaban en la oposición no queda más que la hemeroteca. Lamentablemente, estaría bien que hubiese políticos responsables que hiciesen el mismo discurso en el Govern y en la oposición.