La matanza de las cabras de es Vedrà ha provocado un gran debate social, que ha derivado en las últimas horas en amenazas de muerte en contra del conseller de Medi Ambient, Miguel Vericad, a través de las redes, un episodio lamentable que no debería de haber ocurrido nunca. El debate sobre la gestión política es siempre positivo, gobierne quien gobierne, pero nada justifica mensajes amenazadores en las redes sociales. Esta es una asignatura pendiente de nuestra sociedad: las redes sociales no pueden ser un caldo de cultivo de los radicales.
Dar información.
Sin duda, el gran error del Govern (y parte también del Consell) ha sido la gestión de la información sobre el exterminio de las cabras de es Vedrà. Desde el primer momento se tendría que haber explicado mejor porque la noticia, por sí misma, no es fácil de digerir. Que unos técnicos del Govern disparen contra las cabras de es Vedrà y que dejen los cadáveres en la isla sin dar más explicaciones ha provocado las reacciones y críticas en las redes sociales por todos conocidas. Este tipo de actuaciones deben explicarse mejor. Tampoco ha ayudado el GEN, que debe entender que no todos los ciudadanos son expertos en biología.
Debate. Como hemos dicho, el debate es positivo y este tema ha batido todos los récords posibles en las redes sociales. Unas 13.000 personas ya han votado a favor de que los responsables políticos de la matanza asuman responsabilidades, pero lo que no es posible, de ninguna manera, es que unos políticos o asociaciones marquen a los ciudadanos qué puede debatirse y qué asuntos hay que aceptar sin dar ningún tipo de explicación. Y repetimos: el tema de las cabras necesita justificarse mucho más, por mucho que Armengol que en Mallorca son habituales este tipo de acciones. Quizás desde el Govern pensaban que el tema acabaría con la muerte de las 50 cabras, pero todo parece indicar que la polémica acaba de comenzar.
Alternativas. Lo que se puede discutir sin ser un biólogo o un asociado al GEN es que podrían haberse adoptado otras medidas menos traumáticas. Traer las cabras hasta Eivissa, por ejemplo, es una solución que se tendría que haber intentado. Nadie discute que las cabras eran dañinas para el ecosistema vegetal de es Vedrà, pero que entiendan los responsables políticos de esta decisión que la sociedad está cada vez más sensibilizada ante el daño que sufren los animales. Hoy mismo se debatirá en el Parlament la prohibición de las corridas de todo. Lo que no sabemos es qué argumentarán sobre los toros los partidos que estos días han apoyado la matanza de las cabras de es Vedrà.