A la hora de hacer balance de la manifestación convocada en Eivissa con motivo del primero de mayo por los sindicatos CCOO, UGT y STEI, un año más se constata su escasa capacidad de convocatoria, lo que debe llevar a una profunda reflexión sobre el presente y futuro del movimiento sindical. No cabe duda de la importante carga histórica que lleva aparejada la fecha en la mayoría de países del mundo, donde se celebra el Día del Trabajo como homenaje a la clase obrera y concretamente a los Mártires de Chicago, un grupo de huelguistas condenados a muerte por reivindicar en 1886 la jornada laboral de ocho horas. Pero paulatinamente la jornada ha ido perdiendo su carga reivindicativa para convertirse en una jornada festiva más. En Eivissa, tras la pancarta con el lema de esta convocatoria, había unos 150 manifestantes, aún menos que los que se concentraron el año anterior, que fueron menos que los del año precedente. Cada año un poco peor.
Deterioro. Esta irrefutable realidad sugiere que el movimiento sindical en España atraviesa una crisis de identidad que se alarga en el tiempo, sin que los sindicatos sean capaces de llevar a cabo iniciativa alguna para detener el deterioro. ¿Cómo es posible que con la elevada tasa de paro que sufrimos, la gran precariedad del empleo y los salarios tan bajos, los trabajadores den la espalda a la convocatoria sindical? La única explicación posible es que los representados dan la espalda a sus representantes porque no confían en ellos. Entre los asistentes a la manifestación hay muchos delegados sindicales que habitualmente no trabajan y están liberados, lo cual merma su credibilidad. Además, hay que sumar a los políticos de izquierdas que siempre concurren al evento con una descarada intención partidista.
Renovación. Urge que los sindicatos, más allá de jubilar a un líder que llevaba más de 22 años al frente de la organización, sean capaces de conectar con los trabajadores y sean percibidos como entidades útiles para la defensa de sus intereses, como establece el artículo 7º de la Constitución. Mientras esto no suceda, las manifestaciones del uno de mayo continuarán de capa caída.