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EDITORIAL

Irresponsables mensajes contra los turistas

| Eivissa |

Desde hace semanas se están repitiendo algunos mensajes contra los turistas, que pueden convertirse en campaña si los responsables políticos y los medios comunicación no actúan con responsabilidad. Ayer contábamos en estas mismas páginas que en una tertulia radiofónica tres contertulios cuestionaban los beneficios del turismo de cruceros. Llegaron a asegurar que gastan poco, pero el problema es que no surgiese ninguna voz que pudiese rebatir lo contrario. En esta nueva etapa, en la que se presume tanto de pluralidad, lo que habría que intentar es dar opiniones diversas a la opinión pública. La pluralidad se tiene que demostrar. Y que sea un medio público el que se planteé si sobran turistas o si el turismo de cruceros es rentable o no, sin dar datos solventes, no genera el clima más propicio para que la principal industria de las Islas siga adelante.

Responsabilidades. En primer lugar hay que dejar claro que el turista no es culpable de los desajustes que se han podido producir por culpa del sector turístico, que en ocasiones ha abusado del medio ambiente y solo ha pensado en los rendimientos económicos, por encima del beneficio colectivo. Pero en ningún caso es el turista el que sobra; no es el culpable de la situación. Que sepamos, cualquier persona puede circular libremente. Y afortunadamente Eivissa y Formentera ocupan un lugar privilegiado en el ránking de lugares más visitados por los turistas. Este hecho debe servir para estar orgullosos porque hay otros destinos turísticos que viven con preocupación una bajada sensible de reservas. Qué pregunten a destinos como Turquía o Túnez si cambiarían su situación por la que viven nuestras Islas.

No demonizar. Resulta ilógico que a estas alturas se tenga que defender el turismo como una industria que genera mucha riqueza. Resulta ilógico que también a estas alturas todavía haya personas que no entiendan que sin turismo estas islas no podrían sobrevivir, que se produciría un colapso económico y social. Y resulta ilógico que, en lugar de analizar con responsabilidad qué tiene que hacerse con el sector turístico, lo que se busque es demonizar la figura del turista. Este no es el camino a seguir.

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