Las elecciones del 26 de junio han dejado abiertas muchas claves de futuro en la política española. La clara victoria del Partido Popular es insuficiente para garantizar la investidura de Mariano Rajoy, necesitado de los apoyos de Ciudadanos y la colaboración de otras fuerzas. De momento, el líder conservador trata de rentabilizar su ventaja de escaños sobre su principal oponente, el PSOE, pero sigue lejos de la mayoría absoluta. La mayoría relativa, en segunda votación, requeriría el concurso explícito de los socialistas, mediante una abstención al menos parcial de su grupo, una posibilidad que el secretario general, Pedro Sánchez, rechaza por ahora en sus contactos con los barones territoriales, entre ellos Francina Armengol, presidenta de Balears.
El momento de la teatralidad. Rajoy y Sánchez exploran y analizan, cada uno de manera independiente, los distintos escenarios y sus posibilidades. Es un período dominado por la incertidumbre, aunque se mantiene –al menos por el momento– el consenso generalizado de que se tiene que evitar a cualquier precio la convocatoria de unas nuevas elecciones generales. Esta es la única premisa aceptada por todos los grupos políticos. El resto sigue siendo un juego del que todavía quedan semanas para conocer el desenlace final. Los grupos minoritarios, como ya ocurrió en diciembre, acaban teniendo la llave de las mayorías pero sus condiciones –en especial, las relacionadas con el independentismo catalán– no son aceptadas ni por el PP ni por el PSOE.
Inestabilidad. Aun cuando el 26-J otorga una ventaja al PP, a medida que se sosiegan los ánimos se vislumbra que cualquier combinación proporciona una solución temporal para el futuro Gobierno central. El PP se atasca en la búsqueda de apoyos y el PSOE vuelve a mostrar divergencias serias en su cúpula dirigente. La posición de Armengol, de aproximación a Podemos, no es compartida por sectores socialistas, sobre todo porque ariméticamente es casi imposible. Hace unos meses, el PSOE recelaba de los partidos que reclamaban un referéndum para Catalunya. Ahora, algunos socialistas (Armengol la primera) son partidarios de pactar con quien sea para evitar que Rajoy sea el presidente del Gobierno. Por estas cosas, y muchas más, el PSOE sigue perdiendo votantes a puñados todos los días.