El Govern aprobó el viernes un decreto que anula el conocido TIL (tratamiento integrado de lenguas) que promovió durante la pasada legislatura el PP y que fue origen de la revuelta en todo el sector educativo de Balears. A partir del próximo curso, los centros tendrán libertad para aplicar su propio modelo educativo, mientras que sólo se garantiza la enseñanza de una asignatura en idioma extranjero. Acaba, de esta manera, uno de los proyectos más delirantes que se han querido aplicar en materia educativa en Balears y no por su objetivo final –el perfecto dominio del castellano, catalán e inglés por parte de los estudiantes– sino por su caótica aplicación, cuya única pretensión no era otra que acotar con urgencia la presencia del idioma propio de las Islas en los centros escolares.
Un ataque al catalán. El TIL que impulsó el Govern de Bauzá –y que le costó el cargo al entonces conseller Rafael Bosch– se gestó como una herramienta ofensiva contra la lengua catalana en las aulas, aunque la posibilidad de ofrecer una enseñanza trilingüe siempre contó con un amplio apoyo de la sociedad balear. Sin embargo, los docentes denunciaron con eficacia las enormes carencias del proyecto. El TIL no tenía solvencia científica en su preparación y la falta de medios –empezando por la preparación del profesorado– era clamoroso, por no hablar del incomprensible sistema de puesta en marcha. Aquella iniciativa, que coincidió con los severos recortes en el sector de la enseñanza, fue un fracaso total.
Modelo consensuado. La supresión del TIL no debe implicar el abandono de una iniciativa que, hay que admitirlo, resulta conveniente para el conjunto de la sociedad balear en el futuro. Se trata de formar a nuestros alumnos en un modelo trilingüe solvente, una apuesta a largo plazo que se debe retomar desde el compromiso de los docentes. Ellos son, al fin y a la postre, los profesionales que pueden aplicar con eficacia una decisión política que debe nacer desde el consenso.