El Comité Federal del PSOE acordó ayer la abstención de su grupo parlamentario en la segunda votación del próximo debate de investidura de Mariano Rajoy, el candidato del Partido Popular. Fueron 139 votos a favor frente a los 96 que defendieron el ‘no es no' al candidato conservador, entre los que destacó la presidenta de Balears y secretaria general del PSIB, Francina Armengol. Aunque en un clima menos tenso que hace tres semanas, cuando este mismo tema descabalgó a Pedro Sánchez de la dirección socialista, lo cierto es que a costa de evitar una nueva convocatoria electoral el PSOE ha quedado descuartizado en su estructura, pero también frente a sus militantes -a los que no se les ha querido consultar- y electores; que basculan entre la indignación y el desconcierto.
La imprevisión de Sánchez. El caos en el que se encuentra sumido el PSOE es la consecuencia directa de la estrategia improvisada de Sánchez, incapaz de encontrar una salida entre su negativa al apoyo a Rajoy y al pacto con otras fuerzas políticas -Podemos y los grupos independentistas catalanes-. La única opción posible era aceptar unas nuevas elecciones generales que, casi con total probabilidad, hubiera hundido todavía más la representación del PSOE en el Congreso. La respuesta llegó en el tormentoso Comité Federal de hace tres semanas cuya gestora resultante ha logrado ampliar los apoyos a la abstención que posibilitará la investidura de Rajoy, pero en especial ganar tiempo para -mediante el congreso extraordinario- reorganizar el PSOE y buscar un nuevo líder.
La posición de Balears. Armengol fue explícita a la salida del Comité al insistir en que los dos diputados serán coherentes en su posición, un claro desafío a la cúpula socialista y al resultado de la votación. Romper la disciplina de voto en una cuestión tan trascendental como es la investidura del presidente del Gobierno, tal y como pretende la dirigente balear, deja al PSIB en una situación muy comprometida ya que supone romper la reglas de la organización estatal, el PSOE, a la que pertenece desde sus orígenes. Los socialistas de Balears deben resolver hasta dónde quieren llevar la divergencia.