El episodio de la eliminación a tiros de rifle de caza mayor de unas 50 cabras en el islote de es Vedrà en febrero de 2016 parece haber concluido su periplo judicial. La magistrada jueza María Luisa Bustillo ha acordado archivar la causa que se seguía contra el conseller insular de Medio Ambiente, Miguel Vericad, y contra la exdirectora general de Espais Natural, Catarina Amengual, al no apreciar indicios de delito en los hechos denunciados por la entidad animalista Assaib. La decisión de la jueza de sobreseer la causa fue adoptada tras el análisis de un informe pericial elaborado por un doctor en Biología de la UIB, que concluye que no se ha podido determinar ningún impacto ecológico negativo que haya afectado a la flora y fauna del lugar.
Un enorme desacierto.
Que no haya implicaciones penales derivadas de aquel triste episodio, no significa en modo alguno que aquello resultara acertado. Es obvio que tan expeditiva y radical medida fue un colosal desacierto que indignó a mucha gente, en especial a entidades y personas a favor de los derechos de los animales, que incluso se manifestaron por las calles de Ibiza y semanas más tarde ante la sede del Consell d'Eivissa durante la celebración de un pleno. En lo que llevamos de legislatura no ha habido en la isla movilización más importante que aquellas y razones no habrán faltado. La decisión de exterminar las cabras provocó gran malestar e hirió a personas que estaban convencidas que un conseller de izquierdas y de una entidad que se define ecologista como Vicenç Vidal de Més per Mallorca, debió buscar otra solución al evidente problema de sobrepoblación caprina que presentaba es Vedrà que no pasara por liquidarlas a tiro limpio.
Responsabilidades políticas.
Por aquellos lamentables hechos nadie asumió ninguna responsabilidad política, más allá del cese de Caterina Amengual mucho más tarde, que el Govern desligó de la lamentable decisión adoptada por su departamento. En Ibiza, continúa al frente del departamento insular de Medio Ambiente Miguel Vericad, quien sin tener ninguna competencia al respecto defendió a ultranza lo que se había decidido en Palma. Vericad es y será recordado por ello. Su nombre ya figura vinculado a las cabras de es Vedrà para siempre. Lamentablemente por nada más, porque su incompetencia es supina e impide que ninguno de los muchos y graves problemas que le compete solucionar, lo hagan ni siquiera mínimamente.