La portavoz de Podemos en el Parlament, Laura Camargo, ha contestado a Abel Matutes que las leyes no se hacen al dictado de los poderosos y considera que la ley que suprimirá el desarrollo urbanístico de Platja d'en Bossa no puede paralizarse porque afecta a un millón de personas. Camargo, conocida por sus planteamientos políticos radicales, no entiende que Matutes pueda cuestionar esta ley y acusa al empresario ibicenco de estar acostumbrado a «tener mucho poder». A Camargo no le ha gustado que Matutes haya presentado un escrito en el Parlament pidiendo la paralización de la ley que evitará el desarrollo urbanístico de Platja d'en Bossa, un desarrollo, conviene recordarlo, que había sido solicitado por el Ayuntamiento de Sant Josep, gobernado por el PSOE.
El Estado de Derecho.
Está muy claro que las leyes no se tienen que hacer para beneficiar a los poderosos, pero tampoco para castigar a empresarios que, por fobias del pasado, puedan resultar incómodos para los partidos que actualmente tienen mayoría en el Parlament. Las leyes siempre hay que hacerlas a favor de las personas y esta reforma impulsada a través de una enmienda de Podemos se ha hecho, recordemos, para perjudicar a Abel Matutes. Lo reconocieron sin tapujos los propios dirigentes de Podemos cuando la presentaron. Además se hace sin ningún sentido porque los terrenos en cuestión no tienen ningún valor ecológico y de lo que se trata es de normalizar una situación urbanística que ha estado en el limbo durante muchos años. Puro sentido común.
Política a la contra.
Estaríamos de acuerdo que los responsables de esta reforma legislativa pagasen de sus bolsillos las consecuencias económicas que puedan derivarse de su decisión, pero todos sabemos que eso no ocurrirá. Si Matutes exige una indemnización, y es muy probable que pueda conseguirla en los juzgados, serán los ciudadanos las que la paguen a través de impuestos. Es un acto de irresponsabilidad, una persecución sin ningún sentido, que saldrá muy cara a los ciudadanos de estas islas. Camargo y Podemos habrán cumplido sus ansias de venganza, pero a costa del bolsillo de todos los habitantes de Baleares.