La Agencia Tributaria ha publicado la lista de empresas y personas físicas que acumulan una deuda tributaria superior al millón de euros, una práctica que pretende ser un ejercicio de transparencia y ejemplaridad al mismo tiempo. No cabe duda que figurar en la relación genera incomodidad a algunos de los personajes públicos que aparecen –el político Rodrigo Rato, el cantante Miguel Bosé o el jugador Dani Alves–, pero también tiene su efecto sobre las centenares de empresas, aunque muchas de ellas ya pueden estar en fase de liquidación.
La cuestión de fondo es si la publicidad que se ofrece de los deudores fiscales del Estado logra el objetivo que se pretende o si, por el contrario, acaba provocando unos efectos secundarios indeseados.
Otra cultura fiscal.
Es preciso seguir avanzando en la implantación de otra cultura fiscal en España, eliminar la picaresca y el fraude que tanto abunda; sin discriminación de estatus económico. Lo que ya resulta cuestionable es la distribución de una lista de manera unilateral, con los criterios únicos de la Agencia Tributaria.
¿Y si el contribuyente no está conforme y ha formulado un recurso que todavía está pendiente de resolución? El impacto negativo que se pueda provocar no es menor y también debe tenerse en cuenta. La prudencia, en estos casos, es siempre aconsejable aunque en ningún caso se debe entender como permisividad o laxitud en los controles fiscales.
Balears, también.
Balears no se escapa del listado de morosos de la Agencia Tributaria, en algunos casos con deudas fiscales importantísimas y en otros arrastradas de ejercicios anteriores.
La mejora de la economía ha logrado reducir el cómputo global de las cifras respecto a años anteriores, ahora en torno a los 194,8 millones de deuda con el fisco, y medio centenar de empresas afectadas. Aquí también se defrauda.