El hecho de que dos de cada tres puestos de trabajo creados en el Archipiélago en este último año sean ocupados por mujeres revela el alto grado de madurez alcanzado por la estructura productiva isleña. También prueba la sensibilidad de los empresarios al incorporar a sus organizaciones todo el bagaje de formación, habilidad y fuerza creativa de las mujeres con independencia de cual sea su cualificación profesional y el empleo que ocupen. La presencia masiva de mujeres es garantía de incremento del sentido de responsabilidad en la estructura productiva.
Un orgullo para las Islas.
La evidencia de que Balears es la única comunidad española donde la tasa de paro femenina es inferior a la masculina en el tercer trimestre de este año revela que las Islas son una comunidad puntera y abierta, en clara sintonía con el nuevo signo de los tiempos a escala planetaria. En las naciones más desarrolladas, las actuales generaciones de mujeres están alcanzando cotas de reconocimiento profesional y social que eran impensables hace sólo medio siglo. Esta posición de liderazgo balear debe ser motivo de orgullo para los poderes públicos, que han de conseguir que tal avance en la igualdad de sexos sea reconocida a escala nacional e internacional.
La dependencia del turismo.
Es cierto que la estructura balear, basada en el turismo y los servicios, favorece la contratación de mujeres. Pero este cambio de mentalidad va mucho más allá de la industria hotelera o el sector terciario en general. La realidad es que se trata del reflejo de una sociedad cada vez más culta, sólida e igualitaria, que crea nuevos resortes para ofrecer oportunidades a la gran mayoría, sin distinción de sexo, condición u origen social. Tantas mujeres trabajando y buscando su máximo grado de desarrollo como personas son el símbolo de una colectividad que transforma la dedicación y el esfuerzo en motores para ensalzar los valores de la convivencia, el respeto y el espíritu de superación.