La Audiencia de Burgos ha dictado una sentencia con duras penas de prisión para los tres exjugadores de la Arandina Club de Fútbol acusados de la agresión sexual a una menor. El fallo asume los criterios del Tribunal Supremo en el caso de ‘La Manada'. Cada uno de los tres implicados –de 19, 22 y 24 años de edad– deberá hacer frente a una condena de 38 años de cárcel por la violación y colaboración necesaria en el delito de sus compañeros. La agredida tenía en el momento de los hechos, que ocurrieron en el domicilio que compartían los jóvenes, 15 años de edad. Este dato era conocido con antelación por los ahora condenados.
Sensibilidad social.
La Audiencia de Burgos ha plasmado en su fallo la nueva sensibilidad social en materia de agresiones grupales, en este caso agravada por el hecho de tratarse de una menor –a diferencia de ‘La Manada' en Pamplona–. La sociedad española reclama contundencia en las condenas judiciales en este tipo de delitos, aunque en ocasiones provoque la perplejidad cuando se compara con la de otros delitos también muy graves. El ejemplo más reciente sería el de los accidentes de tráfico con resultado de muerte provocados por conductores ebrios o drogados. Hay, al menos en el sentir ciudadano, un desequilibrio en la gravedad de las penas que se imponen que debe corregirse con urgencia.
No hay que retroceder.
Hay que celebrar la implicación del estamento judicial en esta nueva corriente en contra de la violencia de género y muy en especial cuando están implicadas menores de edad, sin perder de vista que los condenados han anunciado recursos y que la sentencia no es firme. La lucha contra la violencia de género no debe retroceder y merece los máximos esfuerzos, todo ello dentro de procesos garantistas como los que caracterizan nuestro ordenamiento jurídico. No ha de quedar duda de que los jueces dictan sentencias en base a pruebas sólidas y de forma independiente a las corrientes de opinión mayoritarias.