La intervención del alcalde de Ibiza, Rafa Ruiz, en relación a las obras de integración de la concesión de Marina Ibiza con el paseo Juan Carlos I es injustificable desde el punto de vista político, tanto que, si no fuera por la actitud pusilánime del resto de partidos del Consistorio, con excepción de Ciudadanos, comprometería su figura política. Por muy bienintencionadas que fueran las intenciones del primer edil de integrar esa parte del puerto en la ciudad, es inadmisible que la autoridad de la que depende el urbanismo en la ciudad empuje a una empresa privada a acometer una obra a sabiendas de que no puede disponer de licencia municipal de obras por la sencilla razón de que la ausencia de plan especial lo impide, tal como ha venido publicando Periódico de Ibiza y Formentera desde el lunes. Que los servicios técnicos municipales revisaran el proyecto supone un agravante al bochorno.
Ejemplaridad.
Con más argumentos aún que cuando reclamamos desde estas páginas al alcalde de Sant Antoni, Marcos Serra, que aceptara la renuncia del concejal que se había hecho una piscina ilegal cuando estaba en la oposición, cabe exigir a Rafa Ruiz que deje de denigrar la institución que preside con su actitud oscurantista, dé la cara, explique a la ciudadanía qué está pasando en el puerto y pida perdón por una intervención que es impropia de un alcalde. El Ayuntamiento debe tratar a todos los administrados por igual y, desde este punto de vista, aplicar la normativa urbanística a quien se salta las normas. Lo contrario es un mal ejemplo y está en las Antípodas de la ejemplaridad que se le presupone.
El proyecto es positivo.
Nadie discute que el proyecto que está ejecutando Marina Ibiza con fondos propios es positivo para la ciudad. El asunto es que esas acertadas obras no se ajustan a la legalidad porque el promotor de las mismas es una empresa privada, circunstancia agravada con el hecho de que el impulsor de la medida sea la autoridad que debe velar por el cumplimiento urbanístico. Nada habría que censurar si la obra fuera municipal.