PP y Ciudadanos dieron luz verde ayer a los Presupuestos del Consell d'Eivissa para 2023. Lo han hecho en un pleno extraordinario en el que el conseller de Economía, Salvador Losa, ha defendido el proyecto presupuestario señalando que refleja a una Ibiza «más solidaria, sostenible, municipalista, comprometida y con valores». La oposición, como es tradicional, ha votado en contra, pero lo ha hecho con argumentos que aportan muy poco al debate, con tópicos sobre quien tiene la exclusividad a la hora de aplicar políticas sociales.
Actualizar los discursos
Definitivamente el debate político debería actualizarse. Porque no es creíble escuchar de boca de Vicent Torres, expresidente del Consell, hablar de escudo social cuando durante su gestión se contrató sin ningún tipo de expediente a la asociación Amadiba, que tiene previsto reclamar judicialmente más de dos millones por los servicios prestados al gobierno insular. Recordemos que Torres se lavó las manos a la hora de intentar solventar el «escudo social» de verdad que ejerce Amadiba en Ibiza para muchas personas discapacitadas y sus familas. Si el Consell destina mucho o poco dinero en temas sociales deberán decirlo las entidades, que serán las encargadas de ayudar en Ibiza a aquellas personas con menos recursos económicos. Y todas las entidades sociales recibirán más dinero en 2023.
Clientelismo político
El discurso del PSOE insiste en hablar de clientelismo político pero sin aportar demasiadas novedades. De nuevo se atacó a este grupo de comunicación confundiendo publicidad institucional con programas de TV, pero eso ya no supone ninguna novedad. Que el PSOE hable de propaganda política con una televisión autonómica volcada a favor del Govern y una Armengol que ha gastado más que nadie en publicidad institucional es un insulto a la inteligencia. Alguien puede pensar que cuando hablan de clientelismo se refieren también a los contratos de Vila con las antiguas empresas de Molina. Más allá de los tópicos, el PSOE tiene todo el derecho a votar contra sus presupuestos, pero sigue sin demostrar que está preparado para regresar al poder. Hace falta una gran catarsis interna para que su discurso sea creíble. De momento, no lo es.