Las pérdidas que, durante este año, ha ocasionado la sequía en la agricultura y ganadería ya ascienden a 300 millones de euros, según Agroseguros, la agrupación española de entidades de los seguros agrarios, que califica de «el mayor siniestro en la historia del seguro agrario de España» este largo episodio de falta de precipitaciones. El campo de Baleares también sufre las consecuencias de unas lluvias que no han llegado. El balance meteorológico de abril dejó en las Islas en una situación de sequía extrema por la combinación de altas temperaturas y unas precipitaciones que aportaron unos siete litros, muy por debajo de la media habitual. En un intento de salvar la escasa producción, agricultores y ganaderos avanzan la cosecha de cereales, que se ha perdido en un 65 por cien, lo que, a su vez, encarecerá la alimentación del ganado por la falta de avena, trigo, cebada y maíz. El mismo día que empezó la campaña electoral del 28-M, el Gobierno PSOE-Podemos anuncia una inyección de 784 millones de euros para atenuar el severo impacto de la sequía en el campo.
Medidas que llegan tarde
A pesar del malestar de los payeses, persiste el silencio de las organizaciones profesionales agrarias de Baleares, que antaño se mostraban mucho más reivindicativas. Y se desconocen las actuaciones de la Conselleria balear de Agricultura, así como las cantidades que recibirá el sector agrícola-ganadero de las Islas con las medidas anunciadas por el Gobierno, que llegan tarde, al haberse perdido gran parte de las cosechas.
Los costes superan los precios
La sequía añade más dificultades al campo de Balearse, que registra un descenso en su producción y la reducción de la cabaña ganadera porque los costes superan los precios. Es un hecho que supone incumplir la ley de cadena alimentaria. Hay que exigir la compensación de los extracostes de la insularidad, que no ha reducido el Régimen Especial de 2019, mientras que la nueva PAC constituye una incógnita.