El presidente del Consell de Formentera, Llorenç Córdoba, ha anunciado que no tiene intención de dimitir pese a haber sido expulsado de Sa Unió tras haber exigido sobresueldos para costear sus viajes a Palma. Pidió entre 3.000 y 4.000 euros al mes, según Sa Unió. Dichas exigencias fueron planteadas al presidente del PP de Formentera, José Manuel Alcaraz, y a la propia presidenta del Govern, Marga Prohens. Durante meses, según la versión del propio Córdoba, se produjo una negociación para poder aumentar sus ingresos, pero no hubo acuerdo. Fue entonces cuando el presidente de Formentera anunció que dejaba de apoyar incondicionalmente al Govern. No era los deslindes, ni las inversiones del Govern en Formentera, ni tampoco los presupuestos de 2004. Era solo por dinero.
Córdoba lo niega todo
Las declaraciones del presidente del Consell de Formentera empiezan a ser inquietantes porque él mismo dijo en Radio Illa que estaba negociando estas compensaciones económicas. Posiblemente cometió un desliz pero lo dijo claramente. También cuestionó que los partidos de Sa Unió se quedasen con el dinero de la asignacion que paga el Parlment a los grupos. La versión de Sa Unió, por lo tanto, coincide plenamente con la ofrecida por Córdoba hace apenas unos días en su radio oficial.
Dimisión, única solución
Si Córdoba respeta como dice a los ciudadanos de Formentera tiene que dimitir de todos sus cargos. Está solo, sin partidos que le apoyen, y su postura buscando un beneficio personal no son justificables, sobre todo cuando sus ingresos superan ampliamente los 80.000 euros. Córdoba debe evitar que se presente una moción de censura y Gent per Formentera y PSOE cometerían un grave error si aceptasen un acuerdo con el todavía presidente del Consell. Por el bien de la isla y para garantizar una estabilidad política Córdoba debe presentar lo antes posible su dimisión, solucionar sus problemas económicos, y actuar con responsabilidad. Todo lo demás es ganar tiempo a costa de deteriorar la imagen de la institución.