El Consell de Formentera celebró este jueves un pleno en el que los vicepresidentes de Sa Unió (Alcaraz, Castelló y Serra) se negaron a sentarse junto al presidente de la institución, Llorenç Córdoba. Durante el pleno se escenificó la grave crisis que sufre la institución insular después de que hace semanas se denunciase por parte de Sa Unió que Llorenç Córdoba exigió un sobresueldo para seguir apoyando al Govern. Tras las denuncias de Sa Unió Córdoba se ha negado a dimitir de ninguno de sus cargos. Y parece que tiene intención de seguir todo lo que resta de legislatura como presidente del Consell y también como diputado por Formentera.
Escenificación
La gestión del Consell de Formentera ha quedado en un claro segundo plano. Ahora mismo solo se conocen aspectos de la crisis que se alarga demasiado sin que nadie sea capaz de poder solventarla. Si Córdoba no dimite no habrá una solución a corto plazo ya que ni PSOE ni Gent per Formentera parecen dispuestos a participar en ninguna moción de censura para apartar al actual presidente de su cargo. Tampoco parece muy viable que Córdoba pueda gobernar, y sobre todo presidir el Consell, con el apoyo de los dos partidos que ahora comparten la oposición en el Consell de Formentera.
Mala imagen
Cuesta entender que no haya ninguna solución a la crisis del Consell de Formentera. Porque por encima de los intereses personales o partidistas debería defenderse a los ciudadanos, que asisten perplejos a una crisis sin fin y que amenaza con alargarse durante algo más de tres años. Cuesta entender, en primer lugar, que Córdoba no renuncie a su cargo tras ser expulsado por la coalición que le eligió para ser candidato. Y tampoco se entiende de ningún modo que los tres grupos del Consell no sean capaces de sentarse en una mesa y encontrar una solución que ponga fin a este desprestigio institucional que los ciudadanos de Formentera no merecen sufrir ni un día más. Si todo sigue igual podrá decirse que será una legislatura perdida y evidentemente los protagonistas deberán dar muchas explicaciones en el futuro. Todos son responsables de lo que ocurre, algunos más que otros, pero nadie se libra de este esperpento político que vive Formentera.