El Sindicato Médico de Baleares (Simebal) ha solicitado una reunión con la presidenta del Govern, Marga Prohens, y con el vicepresidente y conseller de Economía, Toni Costa, para pedirles que una parte de la recaudación del impuesto de turismo sostenible (ITS) se destine a financiar las plantillas sanitarias. Desde Simebal consideran necesario que una parte de la ecotasa turística sea una ecotasa sanitaria para conseguir una sanidad sostenible. El objetivo, que va en línea con la política desarrollada por el Govern durante los últimos meses, es mejorar el salario de los médicos para garantizar que puedan trabajar en Can Misses.
Enorme dispositivo.
El Sindicato Médico sostiene que el incremento poblacional temporal, unido a la falta de médicos, va a generar un colapso sanitario que obliga a los profesionales a realizar horas extras y posponer vacaciones. Con esa ‘ecotasa sanitaria', que no representaría un nuevo impuesto sino una redistribución de los fondos ya recaudados, el Simebal busca aliviar esta situación. Miguel Lázaro, presidente de Simebal, recuerda que durante la pasada temporada la ecotasa recaudó 153 millones. Pide, por lo tanto, que una parte de estos fondos se reinvierta en incentivos retributivos para atraer y retener médicos.
Utilidad.
Realmente el Sindicato Médico ha reabierto un debate muy interesante. La ecotasa en la actualidad está muy lejos de tener una repercusión útil en la sociedad balear. Las inversiones que se hacen con la recaudación del impuesto turístico son prácticamente desconocidas por los ciudadanos. Quizás sería la hora de utilizar la ecotasa para invertir en cosas útiles. Mejorar la sanidad balear es una prioridad y es una excelente idea poder invertir parte del dinero que se recauda a los turistas, pero tampoco hay que olvidar la vivienda, el principal problema que se vive hoy en Baleares. Sería oportuno abrir un debate social en este sentido y dejar de gastar el dinero de la ecotasa en cuestiones que no son prioritarias, como ha ocurrido hasta ahora durante años. Recordemos además que durante la gestión de Armengol, marcada por el sectarismo, el Govern se negó a consensuar los proyectos en Ibiza y Formentera.