Ibiza vivió este miércoles momentos de gran tensión y desesperación durante el desalojo del campamento chabolista de Can Rova. Finalmente seis personas fueron detenidas al resistirse a aceptar el mandato judicial de desalojar este asentamiento donde se reunían caravanas, chabolas y tiendas de campaña. Se calcula que en Can Rova vivían unas 300 personas. El propietario de este terreno cobraba entre 250 y 300 euros al mes por cada parcela llegando a ingresar 90.000 euros al mes. Un auténtico despropósito.
Atención social
Se calcula desde este miércoles unas 130 personas se han quedado sin un espacio donde vivir, o mejor decir malvivir, con el desalojo de Can Rova. Entre este colectivo hay 18 menores, lo que agrava aún más este dramático episodio. Nadie cuestiona el desalojo de este terreno y es importante además depurar las responsabilidades penales de un propietario sin escrúpulos, que ha hecho negocio aprovechándose de la desesperación de 300 personas que no han podido encontrar una vivienda en Ibiza a un precio digno. Ahora bien, este desalojo no hace más que agravar el problema habitacional en la isla ante la falta de soluciones a corto y medio plazo. En este sentido, es importante destacar el trabajo realizado de manera impoluta por los servicios sociales de Santa Eulària, que han proporcionado información y asesoramiento a las personas antes del desalojo, así como les han brindado soluciones provisionales al encontrarse que había quien, literalmente, no tenía dónde ir.
Urgencia
El desalojo de Can Rova es la imagen del fracaso colectivo de la sociedad ibicenca. Se ha llegado a una situación insostenible desde el punto social y lo más grave es que todas las soluciones que se plantean no tendrán carácter inmediato. Parece que las medidas para sacar al mercado viviendas a precios razonables impulsadas por el Govern pueden funcionar, pero durante los próximos días seguirá habiendo decenas de personas que no tienen un techo digno donde vivir. Por lo tanto, resulta conveniente buscar soluciones provisionales mientras se esperan los nuevos pisos. Porque está claro que no es humanamente admisible que en estos momentos haya 300 personas más sin una vivienda en la isla. Ellos son las víctimas de la avaricia de algunas personas que han dinamitado conscientemente el mercado de la vivienda en Ibiza ante la impotencia de las distintas administraciones. Can Rova ya no existe como asentamiento, pero el problema de la vivienda es más grave hoy que hace una semana.