Aunque numerosas voces ponen en entredicho la objetividad con la que se establecen este tipo de rankings, lo cierto es que la institución universitaria española no queda en buen lugar en el listado que cada año publica la Universidad Jiao Tong de Shanghái.Sus criterios son claros: Premios Nobel o Medallas Fields obtenidos, investigadores altamente citados, número de artículos publicados en las dos revistas científicas más prestigiosas, trabajos registrados en los índices del Science Citation Index y Social Science Citation Index, y la puntuación de todos los indicadores anteriores dividida entre el número de académicos a tiempo completo. Ante este duro examen, el sobresaliente se lo llevan casi siempre los mismos centros donde solo vale la excelencia: Harvard, Stanford y el MIT, todos estadounidenses.
El nivel español.
España llegó a tener cuarenta centros en el listado de los mil mejores del mundo hace dos años; ahora nos hemos quedado en 36 y ninguno bien posicionado. Solo destaca la Universidad de Barcelona, que figura en la horquilla de 151 a 200, seguida por la Universidad de Valencia, entre 201 y 300, mejorando posiciones. No sorprende demasiado, a pesar del esfuerzo titánico que hacen los investigadores nacionales con las pésimas condiciones que se les ofrece. En esto, como ocurre con las medallas olímpicas, la clave está en la adecuada financiación y España arrastra ese déficit desde los tiempos de Ramón y Cajal.
En Balears.
La UIB mantiene su posición este año en el ránking con respecto al precedente, situándose en la franja de las 600-700 mejores, la vigésima de entre las 36 de nuestro país que han logrado entrar. Un aliciente para una universidad modesta que debe seguir apostando por la excelencia académica, una vía segura para mejorar la sociedad y el modelo productivo.