En los últimos años las bajas laborales de larga duración –las que se prolongan durante más de doce meses–, se han disparado en el conjunto de Baleares, pasando de las 3.284 de 2019, antes de la pandemia, a las 4.273 registradas durante todo el año pasado. Es un incremento de casi el 30 %, que tiene su origen en distintos factores y que ha provocado la lógica alarma entre los sindicatos, los empresarios y el propio Govern, que trabaja en un plan para intentar reducir el absentismo. No hay duda que el envejecimiento de la población es un factor influyente en este incremento de las bajas laborales, muchas de las cuales están relacionadas con la salud mental. Tampoco escapa a nadie que el contexto actual, con una crisis habitacional sin precedentes en todas las Islas, especialmente en Ibiza y Formentera, y la pérdida de poder adquisitivo de una gran parte de la población, incide directamente en las problemáticas sanitarias. Es por ello que los protocolos de riesgos laborales deben cumplirse al pie de la letra, para garantizar que los trabajadores ejercen su labor en buenas condiciones.
Secuelas del coronavirus.
Aunque muchos señalan a la pandemia de coronavirus que azotó el mundo en 2020 como el inicio de la situación actual, también es razonable advertir que esta problemática llevaba años gestándose. Varios años después, el impacto real de la pandemia mundial de coronavirus sobre un porcentaje elevado de la población es difícil de evaluar.
Un mercado laboral convulso.
No obstante, este significativo incremento en las bajas de larga duración es un problema añadido para el mercado laboral de las Islas, que desde hace años arrastra serios problemas para completar plantillas e incorporar a trabajadores cualificados. En este escenario, sin duda muy preocupante, se impone un análisis serio que permita tomar medidas y revertir la situación. Los empresarios son los primeros interesados en conseguirlo.