Si la autorización para reponer de arena la bahía de Sant Antoni se demora un poco más, la localidad puede enfrentarse a una temporada turística con el aspecto menos atractivo de los últimos años. Las obras del paseo marítimo avanzan, con todo, a buen ritmo, pero la imagen de las playas a las que el paseo acompaña distan mucho de la que tuvieron hace unos años. Como ha repetido hasta la saciedad el alcalde, Antoni Marí Tur, la arena tiene que venir inexcusablemente. Sin embargo, el tiempo avanza y los permisos de Costas no llegan porque, como han señalado desde este organismo, no hay ningún lugar del que sacar el sedimento. La falta de un sitio del que se pueda realizar la extracción sin que se produzcan efectos medioambientales nocivos está echando por tierra la reclamación pedida en voz alta por el sector turístico de la bahía. Es el mismo problema al que se enfrentan otras playas porque, paralizado el proyecto para que el sedimento proceda de la zona de ses Caletes debido a la amplia oposición en contra que generó un proyecto piloto, no se encuentra ninguna alternativa con suficientes garantías. El caso de Sant Antoni es más dramático: los empresarios vuelven a mencionar es Clot des Llamp, lugar de origen de las últimas reposiciones realizadas en la isla, pero Costas no se decide.
La bahía de Sant Antoni es la zona de Eivissa con mayor concentración turística de la isla y necesita mantener un aspecto suficientemente bueno para que pueda seguir funcionando su principal reclamo, la experiencia que cada año se llevan miles de visitantes y difunden en sus países de origen, fundamentalmente el Reino Unido. De mantenerse la actual situación, cabe dentro de lo posible que dentro de poco el paseo marítimo tenga el mejor de los aspectos, pero que las playas a las que conduce sean prácticamente impracticables.