Sin duda uno de los elementos que traducen el grado de bienestar de una sociedad es su cultura, tanto el dinero y el esfuerzo público destinado a promoverla como la iniciativa privada en ese sentido. Por eso el arte, la música, el teatro o la literatura, entre otras manifestaciones artísticas, florecen más y mejor en lugares en los que la gente tiene tiempo libre e inquietudes culturales. A priori podríamos pensar que Balears es uno de esos lugares. Su economía boyante, su destacada colonia de residentes extranjeros "entre ellos algunos artistas de renombre", incluso su clima y su tradición cultural nos llevan a creer que en nuestras islas la gente se recrea en el arte, en la música, en los libros...
Nada más lejos. Parece que o bien en nuestra comunidad autónoma la gente trabaja demasiado y no tiene tiempo que dedicar al noble ejercicio de la lectura, o bien prefiere decantarse por otros ejercicios culturales más fáciles, como el cine. Y es que la Sociedad General de Autores acaba de hacer público un estudio que revela que Balears es precisamente la región española en la que se compran menos libros. Y como dato relevante aparece el siguiente: casi el 70% de los habitantes de las Islas no ha comprado un solo libro en más de un año. Sorprendente, ¿no? Acostumbrados como estamos a pasear entre galerías de arte, a ver colas en los cines los fines de semana y a encontrar en muchas esquinas pintores aficionados entregados al lienzo y al pincel, resulta que las letras se nos escapan. Mal síntoma, que no hace sino certificar que falta una auténtica campaña institucional que promocione el más intenso de todos los placeres y la fuente más importante y vieja de conocimiento: la lectura.
Seguramente de ello dependerá que en el futuro nuestra sociedad esté llena de ricos ignorantes o de personas con riqueza exterior e interior.