El Govern ha anunciado que a principios del año 2004 pondrá en marcha un ambicioso plan de vivienda para abaratar el precio de los inmuebles. Una de las ideas del Ejecutivo es pedir a los ayuntamientos que rebajen las tasas municipales que cobran a los constructores, que pueden llegar a aumentar en un 20 por ciento el precio final de las viviendas. En principio, el Govern pretendía aprobar un decreto para ayudar a los jóvenes en la compra de su primera vivienda, pero las medidas del Gabinete autonómico tendrán un ámbito mucho más amplio con el objetivo de beneficiar a todos los ciudadanos que quieran comprarse su primera casa.
El Govern debe actuar con celeridad y tiene la obligación de adoptar medidas contundentes para abaratar el precio de los viviendas. Y el objetivo no es nada fácil. Los expertos coinciden en que la burbuja inmobiliaria que se ha producido durante los últimos años está motivada por el incremento del precio del suelo. Por lo tanto, si el Govern del PP quiere actuar para abaratar el precio del suelo tendrá que tomar decisiones, posiblemente, que van en contra de su ideología liberal. El PP defiende una economía basada en la libertad de mercado, pero los dirigentes populares deben ser conscientes que existe un límite. No es lógico que la compra de un solar tenga una repercusión tan alta en el precio final de las viviendas, al margen del sobreesfuerzo económico que deben hacer los compradores para pagar los impuestos. En este aspecto, el PP también haría bien en revisar el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Si realmente era «un escándalo» que el Govern del Pacte subiese del 6 al 7% el tipo del tributo, no estaría de más que el porcentaje volviese a ser rebajado. Todas las medidas ayudarán a bajar el precio de la vivienda.